Maternidad de María

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Texto: “He aquí a plena luz la idea de la maternidad de gracia: María debe obtener del Espíritu Santo que Ella forme en nosotros el Cristo espiritual, como Ella lo ha formado según la carne, por obra del Espíritu Santo. Y ahora el servicio a la Virgen, para servir mejor al Señor” (San Ildefonso, siglo VII). 

Comentario: María, pasé sin darme cuenta, el umbral de tu capilla. ¿Qué poder fue el que me sedujo para estar un rato contigo tranquilo y sosegado?

Pienso que fue la luz que esparcías por mi corazón. Necesitaba en ese momento concreto estar contigo. Tan sólo para mirarte, tan sólo para repetir en mis labios esta palabra. Luz.

Sí, María, a estilo de los orientales, he aprendido a orar así: repetir muchas veces una palabra o dos o tres o multitud de veces hasta que haya calado en mí como el agua fina que cae sobre la tierra.

Y esta luz me ha iluminado tan profundamente esta mañana que he salido de tu presencia con el ánimo alentado por el hecho de tomar conciencia de que mi vida debe ser una transformación progresiva de Cristo en ella.

Este Cristo espiritual, misión de todo creyente, es el fundamento de mi inserción en las coordenadas que dan valor y consistencia a mi vida. María, ¡qué gran favor nos hiciste a todos al formar físicamente a Cristo en tu seno y en tu espíritu!
No sabe uno cómo agradecerte tu disponibilidad para esta misión que se repite continuamente a lo largo y ancho de la historia de todo ser humano.

Entré en tu capilla. Y me di cuenta de que esta mañana aparecías bañada de luz; sí, María, de esa luz que tanta falta me hace en a brega de cada día.

Oración: Gracias, Espíritu Santo por depositarte en el seno de la Virgen sin mancharla porque iba a ser la madre del Salvador. Gracias, María, porque, aún sin comprender nada de cuanto te decía el ángel, dijiste la palabra más bella que resuena en la vida: “Fiat”= hágase tu voluntad.