María es amor correspondido 

Cardenal Francisco Xavier Nguyen Van Thuan

 

Mirémos también aquí, en algunas palabras de la Escritura que no hablan de María. 

1. En la fe María vivió un “sí” total, porque creyó en la Palabra, 

y se dejó modelar por la mano de Dios y conducir por él a cualquier lugar: a Egipto, a Nazaret, a Caná, al Gólgota, al Cenáculo en espera del Espíritu. Isabel y la comunidad primitiva la han llamado así: “He espistéusa, es decir: la que ha creído”. 

En ella al Iglesia se ve como comunidad de creyentes. 

2. Era subditus illis (estaba sujeto a ellos).

Durante 33 años María está en una comunión con Jesús, íntima, tierna. Ningún ser humano puede compararse a Jesús y a su Padre como ella, nadie le está tan cercano, nadie puede cuidarlo, cotidianamente, como María: en el trabajo, en la alegría, en la preocupación, en la pobreza, en la trasparencia. 

Para nosotros una llamada a la intimidad con Jesús, al servicio concreto y atento a lo que nos toca. 

3. Magnificat anima mea Dominum (Mi alma glorifica al Señor)

Consciente de las maravillas que Dios ha realizado en ella, María está en adoraqción contemplativa ante Dios, como los ángeles que proclaman: Santo, Santo, Santo... De este modo María es total respuesta a la misericordia de Dios que se extiende “de generación en generación”. 

Para nosotros es una invitación a la alabanza constante, a la adoración. 

4. Stabat materjuxta Crucem... (Estaba de pie la Madre junto a la Cruz)

Como durante toda su vida, María está unida a Jesús también en su pasión y muerte por la humanidad. Una espada atraviesa su alma. Pero ella permanece en pie, sola, valiente, sabe perdonar, permanece fiel en el momento más importante en la vida de Jesús, se ofrece junto con Él. Para María todo parece haberse perdido, pero le es suficiente estar con Jesús, y para Jesús todo parece perdido, pero le es suficiente estar con María. 

María es el prototipo de la Iglesia, junto a la Cruz. 

Quisiera contarles un hecho de mi vida: 
Cuando en 1957 estudiaba en Roma, un día fui a Lourdes a orar a la Señora. EN aquella ocasión tuve la impresión de que la palabra de la Señora a Santa Bernardita: “No te prometo alegrías y consuelos en esta tierra, sino pruebas y sufrimientos” era dirigida también a mí. No sin miedo acepté este mensaje. De regreso a Vietnam, fui profesor y después Rector del Seminario, Vicario General y finalmente obispo de Nhatrang. Se podría decir que mi ministerio pastoral estaba coronado con el éxito. De este modo me preguntaba frecuentemente: quizá las palabras dirigidas a Bernardita no eran para mí. 

Llega el año 1975, el arresto, la prisión, el aislamiento; y comprendí que la Señora quiso prepararme desde 1957.

Fuente: materunitatis.org