|
Un rostro de eternidad
Charles Péguy
A aquella que es infinitamente joven, porque es también infinitamente madre.
A aquella que está infinitamente erguida, porque también está infinitamente postrada.
A aquella que es infinitamente dichosa, porque también es infinitamente dolorosa.
A aquella que es infinitamente conmovedora, porque también está infinitamente conmovida.
A aquella que es infinitamente celeste, porque también es infinitamente terrestre.
A aquella que es infinitamente eterna, porque también es infinitamente temporal.
A aquella que es María.
A aquella que está la más próxima de Dios, porque está la más próxima de los hombres.
|
|