María, Madre de Dios, Madre de la Vida

Padre José Oceguera Méndez

 

Qué fortuna para el cristiano católico, venerar a la Santísima Virgen María, Madre del Dios de la Vida. Eso nos sitúa cerca del amor infinito de Dios, porque, quien quiera que venere a la Madre, es amigo del Hijo. Y el Hijo Jesucristo es la Vida. Y al Encarnarse, lo hizo en el seno virginal de la Madre Virgen, antes, en y después del parto. El Nacimiento del Hijo «hizo brillar sobre el mundo, la luz eterna».

Etapas de la vida

El Hijo nace, crece y obedece en el silencio de un hogar que no tiene diferencia con el resto otros hogares, como no sea la austeridad, la fidelidad, el trabajo y el silencio. Ella, «todo lo guardaba en su corazón», mientras Él «crecía y se fortalecía en gracia». Corta fue la etapa de vida en Nazaret al lado de su padre nutricio y de su Madre. Luego siguió la etapa de la presentación pública, para cumplir la misión del Padre Celestial. La Madre seguía descubriendo nuevas facetas de su Hijo y preguntándose a cada paso: ¿Qué seguirá? Pero nada de preguntas, porque habría que aprender del silencio; el recogimiento garantiza la asimilación de la misión. Ella va descubriendo que Jesús, su Hijo, va y viene; sale y vuelve a casa: la sinagoga es un punto central en su predicación; pero no sólo ahí, sino que cualquier sitio era bueno para anunciar la Buena Nueva. Había iniciado su etapa evangelizadora. Ella escucharía tantas cosas acerca de su Hijo, pero seguiría «guardándolas en su corazón».

Vida Eterna

Él ama, se entrega, muere y resucita, porque es Vida Eterna. Vive también María, Madre de la Iglesia, a quien acompañó y estimuló con su presencia, con su aliento y su palabra, en los momentos primeros en su peregrinar en Galilea. La maternidad llevó a María a una entrega total. Fue un don generoso, lúcido y permanente. La historia de amor y fidelidad a su Hijo, fue íntima, santa y única, y culminó en la gloria. Por eso María y Jesús son inseparables. Entender a Jesús sin María, sería como ·descarnar el Evangelio».

Fuente: Semanario, Arquidiocesis de Guadalajara, México