María Madre de Dios y nuestra Buena Madre

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala. Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.--- San Juan 19, 25-27 ---

El rol de Madre del Salvador, Madre del Redentor y Madre de Dios, comienza a descubrirse ya en el Antiguo Testamento, donde proféticamente es anunciada, como se revela en libro Génesis 3,15. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y su descendencia; ésta te Herirá en la cabeza, y Tú le Herirás en el Talón. María ya era promesa de victoria sobre el mal que hizo caer en el pecado a los primeros padres, Luego también es profetizada en Isaías 7, 14 Por tanto, el mismo Señor os Dará la señal: He Aquí que la virgen Concebirá y Dará a luz un hijo, y Llamará su nombre Emmanuel. Las Sagradas Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento, nos, muestran con mucha claridad la figura de la mujer Madre del Redentor. Maria se destaca entre los humildes y pobres del Señor, que de El con confianza esperan y reciben la salvación. Así es, como con ella, excelsa Hija de Sión, tras larga espera de la promesa, se cumple la plenitud de los tiempos y con ella, se inicia algo nuevo para en los hombres, cuando el Hijo de Dios, asume de ella la naturaleza humana para liberarnos del pecado.

San Agustín escribió: "Si un Dios debe nacer, no puede nacer más que de una virgen; y si una virgen debe engendrar, no puede engendrar más que a un Dios" (De Trinitate 13: PL 18,23).

La Virgen María, fue consignada por Dios desde siempre a ser la Madre de Dios, ella con gran generosidad y como servidora y humilde esclava del Señor, acepta su voluntad. Luego concibe a Jesús, Hijo de Dios encarnado, lo engendra, lo amamanta, lo cuida, le enseña los primeros pasos, lo presenta en el templo, lo lleva a las fiesta religiosas, lo acompaña en su vida y padece junto a El, el dolor de la muerte en la cruz, todo lo que hace ella, lo hace como una buena Madre.

María es verdaderamente la Madre de Dios, porque ella engendro a Jesús y Él es Dios, entonces la Virgen María es Madre de Dios. Ella comienza a ser Madre de Dios cuando el Hijo Eterno quiso entrar en el tiempo y hacerse hombre como nosotros. “Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios Envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la Adopción de hijos”. Gálatas 4:4: Dios se hizo hombre sin dejar de ser Dios, así es como María es madre de Jesús, Dios y hombre verdadero. 

El Dios Jesús, quiso tener una madre para acercarse más a nosotros de modo amoroso, El eligió a su madre, escogió a la Santísima Virgen María quién es y será siempre la Madre de Dios. Refiriéndose a Dios, cuando la Virgen María visitó a su prima Isabel, esta, movida por el Espíritu Santo le dijo: ¿De Dónde se me concede esto, que la madre de mi Señor venga a Mí?, --- san Lucas 1, 43 ---, mi Señor, es decir mi Dios.

Nosotros aceptamos dos grandes verdades de nuestra Buena Madre, la primera es que es verdaderamente madre, porque ella contribuye en todo a la crianza y a la formación de la naturaleza humana de su hijo Jesús, como lo hace toda madre que forma a su hijo que nace de sus entrañas. La segunda, es que María es verdaderamente madre de Dios, como consecuencia de que Ella concibió y dio a luz a la segunda persona de la Trinidad, según la naturaleza humana que El asumió.

El origen Divino de Jesús no le proviene de María. Pero al ser Jesús una persona de naturaleza divina y humana, María es tanto madre del hombre como Madre del Dios. María es Madre de Dios, porque es Madre de Jesús quien es Dios-hombre.

En el Concilio de Efeso, se canonizo el título Theotokos, que significa Madre de Dios. Como sabemos, el título Madre de Dios era utilizado desde las primeras oraciones cristianas. En el Credo de los Apóstoles, profesamos: "Creo en Dios Padre todopoderoso y en Jesucristo su único hijo, nuestro Señor que nació de la Virgen María". Luego En el siglo XIV se introduce en el Ave María la segunda parte donde dice: "Santa María Madre de Dios" 

María, que por la gracia de Dios, después de su Hijo, fue exaltada por encima de todos los ángeles y los hombres, en cuanto que es la Santísima Madre de Dios, que tomó parte en los misterios de Cristo, con razón es honrada con especial culto por la Iglesia. En efecto, desde los tiempos más antiguos la Bienaventurada Virgen es honrada con el título de "Madre de Dios", a cuyo amparo los fieles en todos sus peligros y necesidades acuden con sus súplicas. (Lumen Gentium 66)

En el Credo del Pueblo de Dios de Pablo VI se dice; “Creemos que María es la Madre, siempre Virgen, del Verbo Encarnado, nuestro Dios y Salvador Jesucristo”

Decía Juan Pablo II en la Consagración de la Iglesia y el Mundo al Inmaculado Corazón de María: “Recurrimos a tu protección Santa Madre de Dios". Al decir las palabras de esta antífona con la cual la Iglesia de Cristo ha orado por siglos, nos encontramos hoy ante ti, Madre…"Oh Madre de cada individuo y de todos los Pueblos, tu que conoces todos sus sufrimientos y esperanzas, tu que como Madre conoces las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, que aflige al mundo moderno, acepta nuestros clamores, en los que nosotros movidos por el Espíritu Santo dirigimos directamente a tu Corazón….Acoge con el amor de Madre y Sierva del Señor, al genero humano, el que confiamos y consagramos a ti (JP II)

María por ser Madre de Dios transciende en dignidad a todas las criaturas, hombres y ángeles, ya que la dignidad de la criatura está en su cercanía con Dios. Y María es la más cercana a la Trinidad. Madre del Hijo, Hija del Padre y Esposa del Espíritu.

María fue buena Madre y buena esposa y dio ejemplo de vida familiar. En la vida de Madre de María, encontramos momentos de dolor y de gozo, de exilio y de preocupación, de cuidado y de protección de su hijo, de humildad y buena disposición con su esposo san José. 

Si hacemos un recorrido por su vida encontraremos que después del regreso de casa de Isabel, "se halló haber concebido María del Espíritu Santo" --- san Mateo 1:18 --- El embarazo de María no podía sorprender a nadie más que al mismo San José. María dejó la solución a esta dificultad en manos de Dios, y Dios informó en su momento al asombrado esposo de la verdadera condición de María. Mientras José "reflexionaba sobre esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir en casa a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados" –san Mateo 1:20-21---."Al despertar José de su sueño hizo como el ángel del Señor le había mandado, recibiendo en casa a su esposa" --- san Mateo 1:24 ---. 

Lucas (2:1-5) explica cómo José y María viajaron desde Nazaret hasta Belén obedeciendo un decreto de César Augusto que ordenaba un empadronamiento general. Estando allí, María da a luz a Nuestro Señor. "Estando allí, se cumplieron los días de su parto" san Lucas 2:6 --- Después de dar a luz a su Hijo, María "le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre" --- Poco después del nacimiento del niño los pastores, obedientes a la invitación del ángel, llegaron a la gruta "y encontraron a María, a José y al Niño acostado en un pesebre" san Lucas 2:16---. 

María como madre siempre se preocupó en todo momento por su Hijo, y cumplía con los ritos y tradiciones de su pueblo, como se ve en la Circuncisión de Nuestro Señor. "Cuando se hubieron cumplido los ocho días para circuncidar al Niño, le dieron el nombre de Jesús" ---san Lucas 2:21 ---. Así también en la “Presentación”. Según la ley del Levítico 12:-8, toda madre judía de un varón hebreo tenía que presentarse cuarenta días después de su nacimiento para su purificación legal; según Éxodo 13:2 y Números 18:15, el primogénito tenía que ser presentado en esa misma ocasión. Cualesquiera que fueran las razones que María y el Niño hubieran podido tener para reclamar una excepción, el hecho es que acataron la ley. 

Tras la Presentación, la Sagrada Familia volvió directamente a Belén, allí recibió la visita de los Magos. Después de que "los magos de Oriente" hubieron sido guiados hasta Belén por Dios, "entrados en la casa, vieron al Niño con María, su madre, y de hinojos le adoraron, y abriendo sus alforjas, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra" --- san Mateo 2:11 --Poco después de la partida de los magos, José recibió el mensaje del ángel del Señor para que huyera a Egipto con el Niño y su madre, debido a los malvados propósitos de Herodes; "Levantándose de noche, tomó al niño y a la madre y partió para Egipto" --- san Mateo 2:14 ---. 

Cuando José recibió por el ángel la noticia de la muerte de Herodes y la orden de volver a la tierra de Israel, él, "levantándose, tomó al niño y a la madre y partió para la tierra de Israel" --- san Mateo 2:21. "advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, yendo a habitar en una ciudad llamada Nazaret" --- san Mateo 2:22-23---. En todos estos detalles, María sencillamente se dejó guiar por José, que a su vez, recibió las manifestaciones divinas como cabeza de la Sagrada Familia. La vida de la Sagrada Familia en Nazaret fue la propia de una familia normal de vida sencilla. Mientras José ganaba el sustento para la Sagrada Familia con su trabajo diario, María atendía las labores del hogar. Y "El Niño crecía y se fortalecía lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en El". San Lucas 2:40 

Maria en todo se preocupaba por su Hijo Jesús, según la ley de Éxodo 23:17, los hombres estaban obligados a visitar el templo en las tres festividades solemnes del año; "Sus padres (del Niño) iban cada año a Jerusalén en la fiesta de la Pascua". --- San Lucas 2:41 ---. Del mismo modo gran dolor y preocupación de María como madre, tuvo que sentir cuando su hijo es extravió, y gran gozo de madre al hallarlo luego sentado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles...Cuando sus padres le vieron, se maravillaron, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos, san Lucas 2:40-48. Jesús respondió simplemente: --- ¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que yo debo estar donde mi Padre?--- san Lucas 2:49--- los que estaban presente, maravillados por Jesús, no comprendían estas palabras, "Ellos no entendieron lo que les decía" san Lucas 2:50 ---luego Jesús entonces regresó con ellos, llegando a Nazaret. Posteriormente siguió obedeciéndoles. Su madre, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón. Mientras tanto, Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia, ante Dios y ante los hombres. --- san Lucas 2, 48-52. Así, María observaba la vida diaria de su divino Hijo, y crecía en su conocimiento y amor a través de la meditación sobre lo que veía y oía. 

Maria no solo es buena madre, también es buena amiga y solidaria, "...hubo una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también Jesús con sus discípulos a la boda. No tenían vino, porque el vino de la boda se había acabado. En esto dijo la madre de Jesús a éste: No tienen vino. Jesús les respondió: Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? No es aún llegada mi hora." María desea salvar a sus amigos de la vergüenza de no poder agasajar adecuadamente a sus invitados, y recurre a su divino Hijo. Ella simplemente expone su necesidad, sin añadir ninguna petición. María comprendió las palabras de su divino Hijo en su sentido correcto; ella avisó sencillamente a los camareros, "Haced lo que El os diga" (Juan 2:5). 

María durante la vida apostólica de Nuestro Señor logró pasar casi completamente inadvertida. Al no ser llamada para ayudar directamente a su Hijo en su ministerio, no quiso interferir en su trabajo con una presencia inoportuna. Dado que la Pasión de Jesucristo tuvo lugar durante la semana pascual, se espera naturalmente encontrar a María en Jerusalén. La profecía de Simeón se cumplió en su plenitud principalmente durante los momentos de sufrimiento de Nuestro Señor. Según una tradición, su Bienaventurada Madre se encontró con Jesús cuando cargaba con la cruz camino del Gólgota, donde se dice que ella tiene un desmayo al ver a su Hijo sufriendo, sin embargo luego ella tiene un comportamiento heroico al pie de la cruz, a pesar de ello, debemos considerar su calidad de mujer y madre en su encuentro con su Hijo camino del Gólgota, mientras que es la Madre de Dios al pie de la cruz. 

Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala. Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.--- San Juan 19, 25-27 ---

De este modo, vamos descubriendo como María, Madre de Dios, no deja en ningún momento de ser una mujer maravillosa en todos los aspectos, como Madre de Jesús recién nacido, madre del niño Jesús, del Joven Jesús y del hombre ya adulto. María es buena parienta con sus familiares, es buena esposa con José y leal a Dios, no hay faltas en ella, es humilde, sencilla y obediente, su lenguaje es dulce y amoroso, digna Madre de Dios y de todos nosotros.

"Y la Madre de Dios es mía, porque Jesús es mío" (S. Juan de la Cruz)

María, madre mía, eres dueña de mi corazón