Por estar en la cola

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

. En el mundo en el que vivimos con relativa frecuencia nos tenemos que someter al suplicio de guardar cola : al esperar un medio público de locomoción , al comprar en la mayoría de los establecimientos, al ir a consultar a un médico, etc... A veces hay personas que tienen cierta bula por la que no respetan su turno de rigor y abusan de enchufes, recomendaciones para no tener que ponerse a la cola y esperar a que les llegue su turno.
. En las cosas de Dios no hay enchufes o recomendaciones, no vale el puesto que ocupa en la sociedad, su abolengo, sino que para Dios lo que cuenta es lo que no se ve, eso es lo que tiene importancia, pero que sólo El lo sabe valorar: la vida de la gracia, que es el mayor tesoro que una persona puede tener , disfrutar, de esta realidad salen muchas y grandes consecuencias, que podemos resumirlas todas en la de ser hijo de Dios.
. María por ser la llena de gracia( Lc. 1, 28 ) era la que más valía ante Dios, añadiendo además la condición de la maternidad divina, única prerrogativa que Ella disfrutaba. Todo esto no le daba derecho a ocupar el primer puesto en la lista de los éxitos temporales, ya que el motivo de su valía ante Dios no le venía por lo que exteriormente se veía, sino todo lo contrario, era una sencilla mujer de una aldea pequeña, que a la sazón no disfrutaba de buena fama y pertenecía a una región que precisamente no se distinguía por su fervor religioso. Todo esto que se veía y se podía constatar no tenía ningún peso ante la consideración que de Ella Dios tenía.
. En el Evangelio la encontramos entre las personas como una más: En la cola para la inscripción del censo, para buscar un alojamiento digno en Belén, en el templo para hacer las ofrendas, en la fuente para recoger agua, etc...
. Cuando no había que guardar un puesto en la cola, pero había aglomeración de gente Ella estaba como una más, sin ostentación y sin exigir preferencias, que con todo derecho le pertenecían; así la encontramos alguna vez entre la muchedumbre, que escuchaba las enseñanzas de Jesús. Alguien que la conocía tal vez por ser familia o vecino, hace notar públicamente su presencia entre los que escuchaban a su Hijo : Ahí están tu madre y tus hermanos (Mt. 12, 47).
. La condición sencilla de María, su gran humildad le hizo proclamarse la esclava del Señor (Lc.1,38) y fue algo que atrajo la predilección de Dios, hizo de Ella todo lo que un buen hijo haría por su madre. En esta tierra pasó siempre desapercibida para los hombres, nadie descubrió la gran riqueza de su alma y sus privilegios con ue Dios la había adornado desde el primero, en el plano cronológico, de la Inmaculada Concepción, pasando por el de la Maternidad divina y su perpetua Virginidad, hasta el último con el que el Hijo quiso premiar a su Madre, la de llevarla en cuerpo y alma al Cielo, no se aguantó a esperar al final del mundo, sino que una vez que terminó el curso de su vida terrena fue llevada en cuerpo y alma al Cielo (Pío Xll en la Declaración del dogma de la Asunción).
. Jesús no quiso que su Madre estuviera en la cola, esperando al final del mundo con los que esperan la resurrección final.