María se ofrece y ofrece

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

 

Si entendemos por amar hacer bien a alguien, será mayor el amor cuanto más bien le hagamos. El mayor bien que podemos dar es darnos a nosotros mismos, por eso es correcta la conocida frase: Amar no es dar, sino darse?.

. Dios que es Amor (1Jn. 4, 8) no se contenta con darnos todo lo que en el mundo nos rodea, se nos da Él a sí mismo, nos da participación de su misma vida, la gracia.

1.- María se ofrece.

. Cuando una persona es consciente de que alguien le ama, es entonces, cuando está dispuesta para amar. María amada por parte de Dios de manera privilegiada supo corresponder al amor de predilección que tuvo con Ella. La tradición basada en el apócrifo ¿Protoevangelio de Santiago? nos dice que a los tres años fue presentada por sus padres en el templo para cumplir así una promesa, que habían hecho a Dios. El hecho de la presentación de María no es inverosímil, el capítulo 28 del Levítico habla de ciertas costumbres judías que pueden interpretarse en este sentido.

. María desde que tuvo uso de razón se entregó completamente a Dios, pues, era la moneda de cambio: ¿Amor con amor se paga?. Ella que nunca conoció la mediocridad, no regateó ni tiempo ni cantidad en su amor consagrado a Dios.

. El ¿Fiat? de la Anunciación es una consecuencia de su total consagración al Señor, traducido de manera concreta en acatar la voluntad de Dios siempre y en todo.

. El ¿Fiat? constante, que supo mantener en toda su vida, es un ofrecimiento de lo más valioso de la persona, la voluntad.

2.- María ofrece.

. Si María se había entregado totalmente al servicio del Señor, a El también le ofrecía todo lo que de alguna manera le pertenecía.

. Sin quedarse en un simple ritualismo, sino consciente de que su Hijo no le pertenecía, pues, era el Salvador del mundo, a los 40 días de su nacimiento lo ofrece en el templo al Padre. Sigue aceptando sin ningún resquebrajamiento la voluntad divina.

. Llegado el momento de la separación, cuando Jesús se fue a cumplir la misión de evangelizar, Ella no se opone, la acepta como una concreción de la voluntad de Dios, que siempre está dispuesta a practicar con la máxima exactitud.

. El momento culminante de ofrecer a Dios lo que más quería, a su Hijo, lo tenemos en el Calvario en donde Ella consigue el merecido título de Corredentora, no se opone a que su Hijo muera de aquella manera tan ignominiosa, une sus dolores a los de El para ser ambos ofrecidos al Padre.