María y el misterio de la Trinidad

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

 

Cualquier humano tiene una relación con Dios, que para nosotros es Uno y Trino, entre mayor sea el amor que profesa a ese Dios, que es Amor (1Jn. 4, 8) más íntima es la relación.

. No hay criatura que haya profesado más amor a Dios que María por eso nadie como Ella ha tenido más íntima unión con la Trinidad. Nosotros para conocer a María no hay mejor camino que conocer a Dios y viceversa.

. Al comienzo del N.T. se nos presenta una explicitación del misterio de la Trinidad y precisamente al hablarnos de María, de su vocación materna en la Anunciación (Lc. l, 26-38):
Le llega el mensaje de parte de Dios Padre,
su contenido es la maternidad del Hijo de Dios,
la acción del Espíritu Santo hará fecunda las entrañas virginales de María.

. Hasta ese momento no se había manifestado tan claramente la existencia y la acción de la Trinidad; es aleccionador que precisamente sea cuando se nos habla de María en su misterio de madre y virgen, que para poder vislumbrar un poco su contenido tenemos que recurrir al amor misterioso de Dios.

. La grandeza de María le viene dada por la elección que Dios ha hecho, para que ocupara en el misterio de la Redención el puesto de Madre no sólo del Salvador, sino también de todos los redimidos. María nos ha servido para que sea una "epifanía" del Dios Trinitario, no podemos separar a María de Dios.

. La relación de María con la Trinidad es especialísima, pues, si bien es verdad que todo hombre justificado está poseído, habitado por Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo según las palabras de Jesús (Jn. 14, 23) cuanto mayor sea el amor de la criatura más configurada queda con el Dios Uno y Trino, quien se hace el centro de la vida espiritual.

. En María además de la inhabitación de la Trinidad común a toda persona, que cumple los mandamientos, tiene una razón poderosa que la vincula íntimamente con Dios Padre, como criatura predilecta al ser escogida para la misión de ser Madre de su Hijo al encarnarse éste en su seno. Con el Hijo de Dios le une los lazos exclusivos de relación de verdadera madre, Ella es la única que con todo derecho puede llamar a Dios: Hijo mío!. También con el Espíritu Santo está íntimamente relacionada, pues, aparte de seguir siempre sus inspiraciones, como nadie lo ha hecho, y ser siempre tabernáculo del Espíritu Santo, ya que desde el primer momento de su concepción estuvo inmune de pecado, Ella fue la agraciada por la acción fecundante del Espíritu Santo, cuyo resultado fue su virginal maternidad.

. Esta íntima relación de María con la Trinidad se profesa en esa devoción de rezar las Tres Avemarías intercalando en cada una de ellas su conexión con cada una de las tres Personas de la Santísima Trinidad:

Dios te salve, María, Hija de Dios Padre, llena eres...
Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo, llena eres...
Dios te salve, María, Esposa del Espíritu Santo, llena eres.

. Esta idea está rectamente expresada y propagada con la estampa de divulgación del rezo de las Tres Avemarías en la que aparece María coronada por las Tres Personas Divinas.