María, Madre también de los no nacidos

Padre Tomás Rodríguez Carbajo  

 

1.- Un monumento.

. Paseando la mirada por ciudades e inclusive por algún pueblo, encontramos una gran variedad de monumentos en memoria de personas de distinta procedencia o actividades diversas, teniendo presente la importancia de la persona o el significado del símbolo para quien construye un monumento.

. Acontecimientos históricos también se recuerdan con monumentos.

. Por miedo a que se nos olvide alguien que ha hecho lo más que podía hacer por nosotros, como es dar su vida, también para él se erige un monumento: Al soldado desconocido.

. En nuestro mundo variopinto no podía faltar un monumento, que es para resaltar algo noble hecho por el hombre, sino recordarnos a las víctimas del genocidio de nuestro siglo: El aborto.

. En la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico se ha levantado un monumento a las víctimas del aborto. A su inauguración asistieron entre otros el Obispo de Ponce, Mons. Juan F. Torres Olivar y
su auxiliar Mons. Suriñach, quien nos recordó el predominio en nuestra sociedad de una irrefrenable codicia que lleva a los apologistas del aborto y a sus ejecutores a degradarse aún más con la compra venta de células, tejidos y órganos de embriones o fetos abortados como el uso que hacen de restos de fetos abortados algunas empresas dedicadas a la elaboración de cosméticos y otros productos.

2.- Una pintura.

. Cada artista nos trasmite la idea que tiene de las personas, de los acontecimientos, o de la realidad que nos rodea.

. Una artista americana, la Señorita Tidwell nos ha querido comunicar el problema sangrante del aborto desde la perspectiva de la Virgen, Madre de todos, también de los concebidos, aunque no nazcan.
Se ha fijado en la imagen apocalíptica que la Iglesia aplica a María, tipo en nuestra era de la mujer sobre la que se ciernen todas las amenazas contra la vida, que está para dar a luz, pues, S. Juan ve aparecer ante ella un dragón rojo dispuesto a devorar al niño en cuanto lo diera a luz (Ap. 12, 1-4).

. Ha rodeado a la Virgen con una corona de doce estrellas, fuera del círculo aparece otra estrella más grande y brillante, es la estrella de Belén. La imagen está llorando y contempla en sus manos a un bebé entristecido, con las manos juntas en actitud orante y con la cinco llagas de Nuestro Señor en sus miembros. Del corazón de la Virgen sale un resplandor como señal de amor.
En segundo plano se encuentra el ángel de la guarda del niño con las manos juntas, entristecido por la muerte de su protegido.


. Llama la atención el que las manos y las uñas de la Virgen estén sucias, simbolizando con esto el que Ella tiene que recoger de los cubos de la basura y de los desperdicios las almas de tantos niños mezclados con los desechos producidos por el hombre.

3.- Una oración.

El conocido obispo de la Televisión, el arzobispo Fulton J. Sheen en su tiempo animó a la adopción espiritual de un niño no nacido, para que, rezando por él, consiguiésemos que se le respetase la vida y pudiera nacer, él recomendó la siguiente oración:
Jesús, María y José,
os amo mucho,
os ruego que salvéis la vida
de un niño no nacido,
que he adoptado espiritualmente
y está en peligro de aborto.


4.- Conclusión.

. Con el monumento recordamos el triste genocidio hecho por los hombres contra los seres más indefensos.

. Con la pintura se nos hace presente el mal moral, que no tiene paliativos.

. Con la oración podemos alcanzar las gracias, para que los agentes de tales crímenes no los cometan y así no tengamos que hacer más monumentos a los no nacidos.
Dirigimos nuestra oración a María, Madre también de los no nacidos.