María nuestra Señora del Silencio 

Padre Tomás Rodríguez Carbajo  

 

. Hay valores que en el mundo de hoy no parecen estar en alza, pero, quienes los han descubierto, gozan de una gran madurez personal y disfrutan de muchas riquezas desconocidas para quienes los ignoran.

. Uno de esos valores es el silencio. Juan Pablo ll en la oración del segundo año de preparación al gran Jubileo del año 2000 llama a María mujer del silencio y la escucha.

. El silencio es el ambiente en el que se han realizado grandes acontecimientos, sin que se quiera entender por silencio la simple ausencia de bulla y jaleo. No hizo ningún ruido, aunque sí se había anunciado el hecho de la redención, el salto del cielo al seno de la Virgen por parte de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, Dios hace sus maravillas en el silencio. Entre las criaturas una sola tuvo conocimiento del momento en que se realizó por ser parte interesada, María, la Madre del Hijo de Dios.

. En el silencio también se disfruta de las consecuencias de los grandes acontecimientos, sin que esto sea obstáculo para compartir las maravillas que Dios hace. María disfrutó como nadie del fruto de sus concepción virginal, no tenía motivos para disiparse con las cosas de su alrededor, cuando tenía dentro de sí la gran riqueza de su Hijo, que era además Dios.


. El silencio es un requisito para escuchar. María estaba acostumbrada a escuchar a Dios. Quien nos ha hablado desde hace mucho por distintos medios, el más sobresaliente es por su Hijo, la Palabra hecha carne, quien durante nueve meses estuvo en su seno, y con quien tuvo una estrecha unión por su condición de madre gestante.

. Ella estaba muy atenta para escuchar todo lo que de su Hijo pudiera conocer, varias veces nos habla el Evangelio de esta actitud de María. María lo guardaba y lo meditaba en su corazón (Lc. 2, 19). Acaparaba todo lo que llegaba hasta Ella acerca de su Hijo con la intención de hacerlo materia de reflexión y poder profundizar en el misterio. En el silencio de la oración Ella dialogaba confidencialmente con Dios para recibir luz y conocer mejor los designios de Dios.

. San Lucas nos dice, después de que el Niño Jesús fue encontrado entre los doctores de Israel: Su Madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón (Lc. 2, 51). No publica a los cuatro vientos el hijo listo que tenía, sino que en el ambiente oculto de Nazaret Ella profundizaba en los planes de Dios, que son incomprensibles e inescrutables para el hombre.

. María cultivó el silencio interior del corazón, no dando pábilo a todo aquello que le distrajera del contacto con su Señor. Ella de oído fino para percibir cualquier moción del Espíritu y poder seguirla con la mayor fidelidad, necesitaba estar siempre a la escucha de los distintos lenguajes, que usa el Señor.

. María guardó un silencio exterior, no divulgaba su alta dignidad de Madre de Dios, a nadie se lo dijo ni siquiera a San José, sabía que este privilegio no lo merecía y por lo tanto no tenía por qué vanagloriarse. Intentaba pasar desapercibida entre la gente sin reclamar ninguna preferencia, así la vemos entre la multitud, que escuchaba a su Hijo como una oyente más.


. Los silencios de María son muy fecundos, pues, son aprovechados para sintonizar con Dios, de quien se considera una esclava. Todo lo que guardaba en su corazón no era para almacenarlo como coleccionista, sino para llevarlo a la oración.

. Los silencios de María son muy elocuentes, como los fueron los de Jesús, la Palabra de Dios.

. En este mundo lleno de ruidos, plagado de estridencias, que obstaculizan el interiorizar en el silencio las grandes maravillas, que Dios hace en nosotros, se nos presenta María, guía y modelo, con el epígrafe: Nuestra Señora del Silencio.