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Distinta
Patricio García
Barriuso CMF
La
Virgen es distinta de todos. Una acabada y redonda biografía de la Señora
debiera comenzar por donde todo tiene inicio: el corazón de Dios. Porque
una es la historia que escriben los otros de nosotros mismos, otra la que
hacemos los humanos cuando contamos nuestra vida, y una tercera bien
distinta pero enteramente verdadera que es la que narra amorosamente Dios.
El anota en su libro, como dice el salmo, nuestra vida errante y acoge
nuestras lágrimas en su odre. El fue anotando... y un ángel a nosotros nos
lo fue contando. "Dios te salve, María, llena de gracia; el Señor está
contigo; bendita tú entre todas las mujeres". ¿Para qué seguir
copiando? Sencillamente, distinta. Otra. Mejor. Pura transparencia de Dios.
Si una gota de agua tiene más de Dios que de agua, ¿cuánto de Dios no
tendría María? María escucha a un ángel, pero hace sobre todo su
voluntad; va a visitar a su prima, pero no le lleva problemas sino alegría;
asiste a una boda, pero no está atenta a divertirse sino a que no falte
nada a los demás; no crea angustias a su Hijo en la cruz sino que le ayuda
a morir en paz. Desde aquel encuentro con el ángel su fe no fue igual. ¿Cómo
sería ya nada igual si la vida cambia con solo mirar una estatua de Grecia
o unos ojos de mujer o un atardecer bajo los castaños cansados de una vieja
ciudad? María fue distinta porque la miró Dios. María sigue siendo
distinta, pero no ofende. María es distinta, pero no distante. Si Ella a
todos nosotros nos mirase... Santa María distinta de todos, pero mejor que
ninguno, mira por nosotros.
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