María y los jóvenes 

Padre Tomás Rodríguez Carbajo


De las pocas intervenciones, que nos dice el Evangelio que tuvo María en la vida pública de Jesús, encontramos una en la que intercede ante su Hijo por unos recién casados. Pide algo que indudablemente sacó a los esposos de un gran apuro y no menor bochorno, pero también fue motivo de alegría para todos los comensales, pues, cuando el vino está presente se comparte la alegría a través de una conversación más animada o de unos cánticos, expresión de unos alegres sentimientos internos. Además de ser un hecho real el de Caná, es también un símbolo del cuidado materno de María para todos los que están junto a Ella.
María consiguió el primer milagro de su Hijo y fue en favor de unos jóvenes en apuros. Ella sigue la misma trayectoria de hacerse presente de manera especial en los jóvenes, pues, necesitan que Ella irradie esas virtudes humanas que indican lozanía, limpieza, entusiasmo, ternura.
Los jóvenes se sienten atraídos por la delicadeza de María, expresan sus sentimientos a través de la canción y se sienten seguros, teniéndo1a:
- Como una "verdadera amiga ", a quien contar1e sus preocupaciones.
- Como un "modelo a seguir", sabiendo que los configurará con Cristo.
- Como "faro y timón" del barco de sus vidas, necesarios para arribar a puerto seguro.
- Como "apoyo en la lucha y en la vida ", seguros de la firmeza que en Ella se consigue.
- Como "madre" a quien siempre se puede acudir.
- Como "representativa" de los atractivos y valores de los jóvenes: Alegría, paz, luz, ternura, ayuda, amparo.

María tiene predilección por los jóvenes por lo que son y por lo que van a representar en la sociedad, pero también ellos ven en Ella a la que mejor representa los valores de los jóvenes.