Catequesis Mariana II

Congregación para el Clero. Vaticano

 

4. EL SÍMBOLO DE LOS DOS CORAZONES

- La vida difícil - La oscuridad de la fe

I. EXPOSICIÓN BREVE

El símbolo de los corazones entre espinas y llamas que se ven en el reverso de la Medalla Mila- grosa, sugiere profundos sentimientos a nuestro corazón humano. Hay una espada que atraviesa, dolorosamente también para nosotros, el corazón de nuestra Madre. Quiere decir que, al igual que su Hijo, se hizo semejante a nosotros en todo menos en el pecado. Por eso tenemos la cer- teza de que nos acompaña al caminar, nos comprende y nos ayuda.

El anciano Simeón le habla a María en realidad de dos espadas: la espada de la contradicción que va a sufrir su Hijo, la que hará que unos caigan y otros se levanten, la que dejará patente lo que cada uno piensa; y la espada que atravesará su propio corazón.

La vida de la Virgen María fue como la de uno de nosotros, los problemas de cada día, dándonos ejemplo de certeza y de lucha en la inseguridad de la fe. Ella nos recuerda a Abraham, el padre de los creyentes, que inauguró la Antigua Alianza con su disposición, por la fe y obediencia, al sacrificio de su hijo Isaac. Como él, en el amanecer de la Nueva Alianza, Mría "estaba junto a la Cruz", ofreciendo realmente a su Hijo Jesús al Padre para la salvación del mundo. Por eso es "la madre de los creyentes", poseedora de una de madura, la que sabe el sacrificio total de la persona y le da a Dios y a sus planes salvadores un crédito sin límites.

II. LECTURA DE LOS ESCRITOS DE SANTA CATALINA LABOURÉ

- Vi en el reverso de la Medalla ... los sagrados Corazones de Jesús y de María, que yo distinguí, porque el uno estaba rodeado de una corona de espinas y el otro traspasado por una espada ...

III. CATEQUESIS DEL PAPA SOBRE LA SANTÍSIMA VIRGEN

  • El Concilio subraya la dimensión profunda de la presencia de la Virgen en el Calvario, recordando que "mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz" (Lumen gentium, 58), y afirma que esa unión "en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte". (Catequesis del Papa, L'Obsservatore Romano n. 14, 4 abril 1997 - María, al pie de la cruz, partícipe del drama de la Redención)

  • Jesús, después de haber confiado el discípulo Juan a María con las palabras: "Mujer, he ahí a tu hijo", desde lo alto de la cruz se dirige al discípulo amado diciéndole: "He ahí a tu madre" (Jn 19, 26-27). Con esta expresión, revela a María la cumbre de los redimidos, de todos los miembros del Cuerpo Místico de su Hijo. (Catequesis del Papa, L'Osservatore Romano n.19, 9 marzo 1997- "He ahí a tu madre")

IV. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

  • Evangelio de San Lucas 2, 21-35

V. PARA LA REFLEXIÓN

1. ¿Estas consciente de que Jesús te acompaña. te comprende y te ayuda en todos los momentos?

2. El anciano Simeón le profetizó a María el sufrimiento de su Hijo. ¿Eres capaz de asumir los

sufrimientos que el Señor te manda?

3. ¿Qué significa la frase "hágase tu voluntad"? ¿Cumples la voluntad de Dios día a día?

4. ¿Cuál es tu actitud ante las dificultades de la vida y ante los absurdos del mundo?

Fuente: clerus.org