La moral mariana

La Esperanza de María

Congregación para el Clero. Santa Sede Vaticano

 

La esperanza fue una virtud muy propia del pueblo de Israel, que por largos siglos vivió en la expectativa del Mesías. 

El gran ejemplo de esperanza de la Virgen lo encontramos, ante todo en el momento de su augusta soledad, después de la muerte del Señor. Ella, segura de las promesas reiteradas de Jesús de que había de resucitar, y segura como nadie del auténtico valor de la Redención, y del mensaje de Jesús, sufrió la amargura de su desolación en medio de la esperanza sobrenatural del triunfo de su Hijo divino sobre la muerte, sobre el pecado y aun sobre la perfidia de los suyos. 

La Virgen Madre de Dios invita a todos los cristianos a seguir el ejemplo de su esperanza a las promesas divinas, a pesar de los aparentes fracasos que la vida cristiana, ante la creciente corrupción, pudiera hacer ver. Uno de los más frecuentes motivos de devoción a María es precisamente la esperanza y la inmensa confianza que su valimiento infunde en medio de las dificultades de la vida terrena. Al saludarla en la "Salve" como "Esperanza nuestra", debemos pedirle no solamente que ella sea nuestra esperanza, sino también que nos enseñe a imitar su inquebrantable confianza en las promesas divinas; asimismo en la oración del Avemaría el cristiano pone su esperanza en Ella para que sea su intercesora "ahora y en la hora de nuestra muerte". 

Fuente: clerus.org