La moral mariana

El culto propio de María

Congregación para el Clero. Santa Sede Vaticano

 

La Virgen no puede ser objeto del culto de adoración o latría. Pero sí puede ser objeto digno del culto de "dulía" o veneración, que se tributa a todas las personas excelentes como son los santos del cielo. Sabemos que la excelencia de la Virgen sobrepasa a la de todos los bienaventurados, por lo que el culto de "dulía" con que se honra a la Virgen debe ser especialísimo y es llamado por la Iglesia como "hiperdulía". 

Esta veneración con que se honra a la Santísima Virgen María se le da porque: 

l) Como Madre de Dios tiene una dignidad y excelencia que está por encima de todas las dignidades de las creaturas, porque pertenece, en cierto modo, al orden de la unión hipostática, y por esta razón supera a todos los órdenes creados; 

2) María ejercitó los oficios nobilísimos de consorte del Redentor, Mediadora, Intercesora de todas las Gracias, y Madre espiritual de todo el género humano, que no competen a ninguna otra creatura. 

3) Fue adornada con una plenitud mayor de gracia y gloria que todos los ángeles y santos por lo que fue santísima y purísima de toda mancha, y llena de las más eminentes virtudes y méritos, brilló más que todas las jerarquías celestiales.

Fuente: clerus.org