La moral mariana

Epílogo

Congregación para el Clero. Santa Sede Vaticano

 

Debemos ver en la Santísima Virgen María, ante todo, a la Madre de Dios, dignidad y grandeza que encierra en sí el principio y la causa de todas las demás prerrogativas y privilegios de la Virgen, desde su misma predestinación hasta el escalafón de su coronación celeste como Reina del Universo. Ello nos produce un sentimiento profundo de admiración, de fe y devoción, por las excelencias de que Dios la rodeó, y de confianza inmensa en ella por las funciones que ejerce para con nosotros, miembros de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, del que ella también es Madre, signo de esperanza cierta y consuelo para el pueblo de Dios peregrinante. 

La ejemplaridad que en María nos ha puesto Dios, para seguir el camino que nos ha sido trazado hacia el Reino, nos señala la Moral mariana; la regla de conducta, según la cual hemos de vivir, mirando de cerca el modelo de virtudes que nos brinda nuestra Madre del cielo, para que, imitándola, nos hagamos más parecidos al modelo supremo, que es Jesucristo. Y, por fin, la superioridad de María nos obliga a tributarle un homenaje de Culto proporcionado a su dignidad. El culto mariano de hiperdulía que nos enseña a practicar la misma Iglesia, nos hace manifestar, exteriorizar y formular de mil maneras nuestra devoción a la Señora de quien todo esperamos. 

Conocer, amar y servir a la Virgen, así como primariamente hemos de conocer, amar y servir a Dios, tal es el mejor programa de vida mariana. Estudiar a la Virgen para afianzar nuestra fe en sus misterios. Esforzarse por imitar su vida, y honrarla con un culto que, ante todo, tenga en sí el fondo espiritual, la fe, la esperanza y la caridad, virtudes que han de vivificar todos los demás obsequios externos. 

Concluyamos, pues, que la verdadera devoción de Nuestra Señora debe fundamentarse en un conocimiento suficientemente claro de quién es ella, para que así podamos saber qué honor se merece y, por qué no decirlo, qué podemos esperar de ella.

Fuente: clerus.org