María
Madre de las Madres
Padre Tomás Rodríguez Carbajo
Una
de las realidades más bellas que Dios ha creado es la de la maternidad, de
ella conocemos su grandeza por los destellos de amor que a veces percibimos
o conocemos.
El
aprecio de la madre es algo tan natural que nos ofende, cuando hablan mal de
ella, y nos honran, cuando la alaban y elogian.
Es
la persona a la que hemos estado íntimamente unidos durante nueve meses,
los del embarazo, y la separación le proporcionó un gran dolor.
No
vamos a fijarnos en nuestra relación con la madre, sino en la relación de
la madre con el hijo y en el caso concreto, cuando esta hija es también
madre.
La
maternidad es una de las realidades que es la experiencia la que da un pleno
conocimiento, no como de otras realidades que podemos conocer por
referencia. María por su coedición de madre puede sintonizar con todos los
problemas de tipo personal o familiar que afectan a las madres. ¿Que alegría
o dolor materno estuvo lejos de María? Ninguno.
Ella
disfrutó de la alegría de sentirse madre y como tal tendría soliloquios
con el ser que llevaba en su seno.¡Qué gozo Y dicha al tener en sus brazos
y estrechar a su hijo!.Ya nos lo dice el Evangelio: La madre se olvida del
dolor del parto, cuando puede disfrutar de poder abrazar a su hijo.
Se
alegró como cualquier madre al ver crecer al hijo de sus entrañas y
contemplar cómo va poco a poco ocupando un lugar en el
trabajo, un puesto en la sociedad.
A
las madres les cuesta la separación del hijo, cuando emprende el camino de
su vida, pero también se alegra, porque "por ley de vida" ellos
son los que tienen que tomar las riendas de la marcha de la sociedad. Se
alegran de todos los éxitos de sus hijos, pues, de alguna manera son suyos.
La
presencia discreta en medio de la muchedumbre, que rodeaba entusiasta a Jesús
(Mt.12,46) denota el respeto a la misión de su Hijo y pudo disfrutar de la
presencia no solo en la intimidad de una conversación, como tantas tendría
en los años de la vida oculta en Nazaret, sino también, cuando la gente le
seguía.
La
vida de María, como la de cualquiera de nosotros, está entretejida de
alegrías y dolores, por eso Ella además
de gozar con las alegrías, que van proporcionando los hijos, también ,como
madre, tuvo la experiencia del dolor con distintos matices:
Experimentó
en carne propia el sentirse extranjera en un país extraño a donde acudió
por el peligro del asesinato de su pequeño hijo.
Puede
de esta manera comprender el calvario por el que pasan tantas madres, que
siguen sus maridos al extranjero para poder subsistir la familia.
Experimentó
el dolor de que su Hijo se perdió a los doce años, cuando acudirán al
templo a rendir culto a Dios.
Por
eso está en sintonía con las madres que han padecido el dolor motivado por
los hijos, que se van de casa.
Experimentó
el desgarro ocasionado por la ida de su Hijo a cumplir la misión, que Dios
Padre le habrá confiado.
¡Cuantas
madres ven con dolor alejarse de su casa a hijos que marchan por seguir una
vocación, bien sea para consagrarse a Dios, bien sea para formar un nuevo
hogar!.
¿Qué
decir del dolor de ver morir de aquella manera tan ignominiosa al Hijo, que
era además Dios?
Puede
de esta manera consolar con su entereza a las madres destroza- das por la
muerte violenta de un hijo:
A
Ella se le aplican las palabras de la Escritura:"Mirad si hay dolor
comparable con el mío".
Al
decir que "Maria es la Madre de las madres", podemos entender en
una doble acepción esta frase y cualquiera de las dos le viene bien a María.
1.-
Le podemos dar un valor absoluto, María es la primera, la mas importante de
todas las madres, porque de Ella nació el más importante de los hijos.
2.-
También podemos entenderla en el sentido más literal, pues, al confesar
que es Madre de todos, dentro de este grupo está el colectivo
"madre", como el de otros muchos, v.gr. hijos, jóvenes, etc... A
esta segunda acepción nos referimos al decir que María es Madre de las
madres, por eso las personas que participan de la maternidad, pueden
encontrar en Ella un modelo, una orientación, un consejo, una guía, ya que
paso por las alegrías y penas comunes, que conlleva el ser madre.
|