No es de ahora el amor a María

Padre Tomás Rodríguez Carbajo 

 

. El culto tiene varias formas de manifestarse: la alabanza, la invocación, la imitación, la veneración, la celebración litúrgica. Esta última es indudablemente la más perfecta, pero no por eso le quita valor a las otras formas.
. El culto a María tuvo lugar desde los primeros tiempos del cristianismo, ya que la devoción a la Madre del Salvador constituye indudablemente uno de los aspectos esenciales de nuestra fe y de la devoción popular.

.- En Palestina:
Según excavaciones practicadas en Nazaret se demuestra que a la Virgen se le veneró desde finales de los tiempos apostólicos.
En una inscripción griega epigráfica del s.III encontrada en las mismas excavaciones hay una formulación típica de una petición de gracias y un exvoto, se lee: "Postrado sobre el lugar sagrado a (María) escribo y adorno su imagen y cumplo lo que conviene a su nombre".
Una inscripción paleográfica del s.III o s.II reproduce nada menos que las dos primeras letras en griego del Ave María.

.- En Egipto:
Se encontró en un papiro que se remonta a finales del s.III la oración no bíblica más antigua dirigida a María: "Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita."

.- En Roma:

. Se encuentran inscripciones epigráficas y frescos en las catacumbas.

. Los frescos más importantes se encuentran en las catacumbas de Santa prisci1a, que se remontan al s.II, la más marial, como por ejemplo, un fresco que representa a la Virgen sentada con el Niño Jesús sobre sus rodillas; delante de ellos se encuentran los Tres Reyes Magos, es de finales del s.II; de esta misma época y en las mismas catacumbas encontramos otro fresco que representaría la Anunciación.
Allí también encontramos el fresco en el que al lado del Buen Pastor se ve a una mujer sentada, en su regazo está un niño, que mueve la cabeza hacia el espectador. A la izquierda una figura de hombre, que lleva en su mano izquierda un rollo y señala con la mana derecha una estrella, situada encima de la Virgen con el Niño. E1 gesto nos indica que la mujer no es una cualquiera, sino la Madre de quien dirán los Magos "Hemos visto su estre1la". Esta es la primera lámina que reproduce el "Catecismo de la Iglesia Católica" antes de la primera parte sobre la profesión de fe, dándonos a entender que nuestra fe cristiana gira alrededor de ese Dios encarnado, que encontramos en el regazo de María. El acercarnos a Ella es para encontrar a su Hijo.

. Detrás de la tumba de San Pedro en el Vaticano se encuentra un grafito de la Virgen.

. No sólo en frescos, también en vasos encontrados en las catacumbas se halla la imagen de María en formas distintas. Fijémonos en dos:
a.- En el fondo áureo de un vaso encontrado en la tumba de Santa Inés, María, que tiene el nombre encima de su cabeza, tiene las manos bien abiertas hacia abajo, está en medio de los dos Apóstoles: Pedro y Pablo, como lo atestigua cada uno de los nombres que a los lados de las figuras está escrito. El puesto que se le asigna a María en medio de los Apóstoles, nos da a entender que se le considera como Madre de la Iglesia.

b.- En otro vaso encontrado en las catacumbas y que actualmente está en la Biblioteca del Vaticano se encuentra la imagen de María con una diadema alrededor de la cabeza, las manos las tiene levantadas y extendidas para orar. A los lados hay sendos árboles y palomas, indicándonos que es un sitio de paz, el paraíso celestial. Lleva grabado el nombre de María en la parte superior.

. Estas y otras muchas imágenes que se encuentran en las catacumbas demuestran el puesto que a María le han dado los cristianos desde los primeros siglos no sólo en esta tierra, sino también el puesto de intercesora en el cielo.
. La devoci6n a María estalla con el Concilio de Efeso (431) al condenar a Nestorio y proclamarla "Madre de Dios", pero ya hacía tiempo que estaba en las entrañas del pueblo, pues, escritos, sermones, cánticos y artes plásticas contribuyeron desde un principio a la extensión de esta devoción.

. Desde siempre María ha sido pieza clave en la Historia de la Salvación y como tal ha tenido el reconocimiento por parte de los miembros de la Iglesia.