Homilías sobre la Virgen María 

 

“María en la liturgia”

 

Padre Antonio Rivero L.C

 

 


¿Cuál es el puesto de María en la liturgia actual de la Iglesia?
Para esta cuestión ha sido determinante la exhortación de Pablo VI titulada “Marialis cultus” (El culto mariano) del 1974.

(1) María (dice pablo VI) es una síntesis perfecta de las actitudes litúrgicas, que debemos cultivar.
• La liturgia es oración, María es la Virgen orante que abre su espíritu en expresión de glorificación a Dios, de humildad, de fe, de esperanza en el Magnificat.
• En la liturgia escuchamos la palabra de Dios, María es la Virgen oyente, que acoge con fe la Palabra de Dios, y la medita en la fe.
• La liturgia es servicio, María fue a servir a su prima.
• En la liturgia ofrecemos y nos ofrecemos, María es la Virgen oferente, que hizo entrega de su Hijo cuando lo presentó en el Templo y en la Cruz se asoció amorosamente a la Víctima que había engendrado y la ofreció, Ella misma al Padre.
• La liturgia es súplica, María es la Virgen suplicante, e intercesora en Caná cuando suplica a su Hijo que remedie esa necesidad.
• La liturgia es adoración, María no dejaba de adorar a su Hijo, cuando lo tenia en brazos, y lo acunaba.
• La liturgia es Misterio de fe, y María es la Virgen creyente que por su fe y obediencia concibió en su mente y engendró en su seno al Hijo Eterno de Dios.

(2) María está presente además en los Sacramentos, aunque siempre de una manera discreta.
• Por ejemplo, en el bautismo se la invoca en la letanías de los santos, y se la menciona en la profesión de fe.
• En la confirmación no aparece más referencia que la que si contiene en la profecía de fe o renovación de las promesas bautismales.
• En la Eucaristía encontramos la presencia de María, varias veces: en el “yo confieso”, en los prefacios dedicados a ella, en las plegarias eucarísticas. En las fiestas litúrgicas dedicadas a María, es más evidente su presencia.
• En los demás sacramentos las referencias a maría son, en general, muy sobrias.

(3) María está presente en la oración litúrgica llamada “liturgia de la horas”. Son frecuentes las antífonas que aluden a María. Hay responsorios que se refieren con frecuencia a María. Hay lecturas patrísticas muy ricas en el breviario, sobretodo en el Adviento.

(4) También está presente María en el Año Litúrgico.
Está presente en el tiempo de adviento y donde María es modelo para la Iglesia en esa espera atenta y vigilante propia del adviento.
Está presente en el tiempo de Navidad donde María es Madre solicita llena de fe y amor a Cristo.
Está presente en el tiempo pascual, de manera muy discreta. Esta escasez de elementos marianos en la liturgia ha producido en occidente un amplio desarrollo de la religiosidad popular en torno a María.
Y en el tiempo ordinario la memoria de María la encontramos en la plegaria eucarística, en la liturgia de las horas y en la celebración de las misas votivas de Santa María en sábados.

(5) También María está presente en el ciclo santoral. El calendario está lleno de días dedicados a la Madre de Dios.
• Unas veces se trata de solemnidades.
- 8 de diciembre: Inmaculada.
- 1 de enero: Maternidad.
- 25 de marzo: Anunciación.
- 15 de agosto: Asunción.
• Otras son fiestas.
- 2 de febrero: Presentación.
- 31 de mayo: Visitación.
- 8 de septiembre: Natividad de María.
• Otras memorias obligatorias.
- 22 de agosto: Virgen Reina.
- 15 de septiembre: Virgen de los dolores.
- 7 de octubre: Nuestra Señora del Rosario.
- 22 de noviembre: Presentación de María.
• Otras son memorias libres.
- 11 de febrero: Nuestra Señora de Lourdes.
- Inmaculado Corazón de María.
- 16 de julio: Nuestra Señora del Carmen.
- 5 de agosto: Dedicación de Santa María la Mayor.
Todo esto para poner de manifiesto el puesto de María en la liturgia. María está presente en la liturgia por su estrecha cooperación en la obra redentora de su Hijo.
Es verdad, el puesto central de la liturgia sigue siendo Dios y su Hijo... pero ella está siempre junto a su Hijo con su presencia discreta y amorosa.
Termino con el N° 22 de “Marialis cultus” cuando nos invita a contemplar a María y a darle nuestro culto:
“Veneración profunda, cuando la Iglesia reflexiona sobre la singular dignidad de la Virgen, convertida, por obra del Espíritu Santo en Madre del Verbo Encarnado; amor ardiente, cuando considera la Maternidad espiritual de María para con todos los miembros del Cuerpo Místico; confiada invocación, cuando experimenta la intercesión de su Abogada y Auxiliadora; servicio de amor, cuando descubre en la humilde sierva del Señor a la Reina de misericordia y a la Madre de la gracia; opresora imitación, cuando contempla la santidad y las virtudes de la llena de gracia; conmovido estupor, cuando contempla en Ella, como en una imagen purísima, todo lo que Ella desea y espera ser; atento estudio, cuando reconoce en la Cooperadora del Redentor, ya plenamente partícipe de los frutos del Misterio Pascual, el cumplimiento profético de su mismo futuro, hasta el día en que purificada de toda arruga y toda mancha, se convertirá en una esposa ataviada para el Esposo Jesús”.

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