La ternura maternal

Padre Ramón Aguiló sj.

 

Santa María, Madre de Jesús, muchos cristianos cuando pensamos en Jesús, cuando hablamos con Él, cuando lo recibimos en la Sagrada Eucaristía, también Te recordamos, imaginamos tu presencia y Te decimos una breve oración. Para que Tú nos enseñes a tratar con Jesús de Nazaret. Tú pusiste todo tu empeño para que Jesús fuera feliz siempre, a pesar de que sabías desde el principio que El también sufriría mucho, y comunicaría a Ti sus sufrimientos. Enséñanos a tratar con Jesús. 
 
Los que han recibido la ordenación sacerdotal pueden celebrar las Santa Eucaristía. Y las autoridades de la Iglesia quiere que den a todos sus miembros la posibilidad de adorar a Jesús, bajo las formas de pan y vino consagrados, y de recibirlo, todos los días, especialmente los días de Fiesta de precepto y los Domingos, días en que recordamos su gloriosa Resurrección. Ellos pueden aprender de Ti, María, cómo hay que tratar a Jesús.. 
 
CÓMO TRATASTE A JESÚS. Tú, María, estuviste con Jesús durante toda su vida y aun después de resucitado, cuando Tú, con los Apóstoles, preparaste el camino para el nacimiento de la Iglesia con la llagada del Espíritu Santo en la gran Fiesta de Pentecostés. 
 
Después del anuncio del ángel Gabriel, Tú experimentaste la alegría y los sentimientos propios y exclusivos de las madres. Tú en el momento en que Te presentaste como ECLAVA DEL SEÑOR, experimentaste que Te convertías en MADRE DE DIOS, MADRE DEL MESÍAS PROMETIDO, MADRE DEL QUE IBA A SER EL SALVADOR DEL MUNDO. Y desde aquel momento tu vida fue un constante HÁGASE SEGÚN TU PALABRA, lo que significa: HÁGASE SIEMPRE LA VOLUNTAD DE DIOS. 
 
Y éste, María, fue el resumen, la síntesis de tu Vida. Siempre te has comportado como una Madre que no piensa más que en su propio Hijo, que, en tu caso, era y es un Hijo excepcional. Tú pensaste siempre en Él y lo trataste con todo el afecto maternal. El te dio muchas alegrías, mucho gozo espiritual. Tú le diste mucha ternura, mucho afecto, que fue una verdadera adoración en tu interior. También has sufrido mucho por causa de tu Hijo. Te entregaste completamente. No dudaste nunca. Nunca has titubeado en tu camino y en tu ser maternal. 
 
ENSÉÑANOS A TRATAR CON JESÚS. Jesús está presente actualmente en todo el mundo, en todas las iglesias, en todos los que trabajan, como ministros de la Eucaristía, en todos los que reciben la Sagrada Comunión. 
 
Los altos dirigentes de la Iglesia, los que están formando a los ministros, los directores espirituales que ayudan a tener una conciencia clara de la fe cristiana, nos enseñan, nos pide a todos que tratemos a Jesús, presente en el Pan y el Vino consagrados, con todo cuidado, con un gran amor, con una tranquila, reverente adoración. 
 
En el año 2004, mes de Marzo, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, publicó una vibrante y estremecedora Instrucción llamada REDEPTIONIS SACRAMENTUM, que trata precisamente de las “Cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía”.  
Esta hermosa Instrucción nos hace pensar a todos. Nos empuja a meditar cómo tratamos nosotros a Jesucristo. Si lo tratamos cómo se debe tratar al Hijo de Dios, o si nos olvidamos de esta presencia divina, y lo tratamos defectuosamente. 
 
Las primeras palabras del Proemio de esta Instrucción nos dicen: “El Sacramento de la Redención, que la Madre Iglesia confiesa con firme fe y recibe con alegría, celebra y adora con veneración, en la santísima Eucaristía, anuncias la muerte de Jesucristo y proclama su resurrección, hasta que Él vuelva en gloria, como Señor y Dominador invencible, Sacerdote eterno y Rey del universo, y entregue al Padre omnipotente, de majestad infinita, el reino de la verdad y la vida”.  
Después siguen unas páginas llenas de lo que podríamos llamar una Espiritualidad Eucarística, que es imprescindible para tratar a Jesús presente entre nosotros. Yo no puedo transcribir aquí, María, todo lo que nos pide esta Instrucción. En general nos dice lo que tenemos que hacer y lo que hemos de evitar en la celebración de lo que llamamos SANTA MISA. 
 
Creo que podemos resumir todo lo que la Iglesia nos pide, en unas breves palabras: Imitad a María, Madre de Jesús. Ella os enseñará cómo trata una Madre a su Hijo muy querido, que es al mismo tiempo El Hijo de Dios. 
 
Madre, quisiéramos tratar a Jesús imitando tu Ternura Maternal. Ayúdanos. Porque no es fácil realizar estos ideales en un mundo tan materializado y tan poco cristiano.