Un ejemplo para las adolescentes

Padre Ramón Aguiló sj.

 

Los Cristianos, fieles seguidores de tu Hijo, Jesús, solemos recordarte siempre como Madre y como vigilante compañía de Él mientras daba a conocer su mensaje, realizaba milagros, se dirigía hacia el Calvario con la Cruz acuestas, moría entre unos bandidos, era descendido y depositado en tus brazos, después sepultado, y cuando, una vez resucitado, realizaba la promesa de enviar el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad, en el gran Día de Pentecostés.
 
SIN EMBARGO TAMBIÉN FUISTE UNA NIÑA. Nos es más difícil imaginarte como un bebé recién nacido, o como una niña, sencilla y buena estudiante, trabajadora incansable, para ayudar a sus papás en las tareas del hogar. Pero esta hermosa realidad ingenua también se dio en Ti, Madre querida. 
 
Tus papás fueron Joaquín y Ana. Ellos te conocían bien. Y te querían mucho y veían en Ti algo que no se notaba en otras niñas de tu edad. 
 
Sería bonito, genial, pintar un cuadro al óleo, que representara tu niñez casera. Tus papás te mirarían encantados. Y Tú estarías allí jugando con algún juguete de los de tu tiempo, sencillo, barato. O también el óleo Te podría representar arrodillada y rezando con los ojos abiertos mirando hacia el cielo. 
 
Los niños y las niñas siempre son interesantes. Hay que ver cómo disfrutan los papás mirándoles y hablando con ellos o con ellas, o intentando jugar para pasar el rato, o dándoles un pastel dulce y sabroso. 
 
Pero Tú, María, ibas creciendo. Tu cuerpo y tu alma se iban desarrollando. Y llegó el tiempo de la adolescencia. Ya pensabas, discurrías y muy especialmente te interesaba todo aquello que tuviera una clara relación con Yahvé, y su hermoso templo de Jerusalén. 
 
LLEGÓ LA ADOLESCENCIA. Nosotros nos vamos acostumbrando a ver por todas partes, en los hogares, en las calles, en los colegios a muchachas adolescentes que parecen otra cosa. Y todos sabemos a qué me refiero. Ríen, discuten, tratan con muchachotes mal hablados, a veces fuman cigarrillos, llevan su cuerpo cubierto de tatuajes, en las orejas y en la nariz también brillan lo que en el argot moderno se llama “PIERCING”.  
Es desagradable. Se dice que las discotecas están llenas las noches de final de semana. Y en ellas bailan y beben licores adolescentes de todas las clases sociales. 
 
No son todas así. Evidentemente. Hay otras que son más recatadas, que van a la Iglesia los Domingos y días de Fiesta, que reciben la Eucaristía que tu Hijo Jesús instituyó. La adolescencia es un período de la vida en el que se pasa de la ingenuidad bondadosa, alegre, de la niñez a una experiencia más realista de lo que es la vida humana de un hombre o de una mujer. 
 
A ti también te llegó este momento que podríamos llamar de transición. Pero en tu caso todo fue muy especial, muy hermoso, muy espiritual. 
 
TU IDA AL TEMPLO DE DIOS. Parece ser que, cuando Tú, María, fuiste consciente de que existía un solo Dios, que este Dios había elegido el pueblo a que Tú pertenecías como suyo propio y por esto se llamaba el Pueblo de Israel, y que un antiguo Rey de este pueblo había hecho construir un gran templo en la Ciudad de Jerusalén, Tú pensaste y decidiste visitar a Dios en aquel maravilloso edificio. Seguramente se lo dijiste a tus papás. Y ellos aceptaron. Y seguramente los tres emprendisteis el viaje hacia allá. No era un viaje fácil. Pero la firme voluntad todo lo puede y supera todas las dificultades. 
 
Llegasteis al templo, entrasteis por una de las hermosas puertas, tal vez subiste Tú unos peldaños. Y te ofreciste a Dios, consagraste tu vida en aquel momento todavía la vida de una adolescente, para servir a Dios siempre, hasta la muerte. Lo que estabas haciendo en aquel momento se parece mucho a la pronunciación de un Voto de Castidad perfecta y perpetua. Te consagraste toda y en todos los días de tu vida a Dios. 
 
LOS CATÓLICOS CELEBRAMOS UNA FIESTA. Cada año, el día 21 de Noviembre, en todos los templos católicos del mundo se celebra una Fiesta Mariana que lleva el nombre de “La Presentación de Nuestra Señora”. Lo que en esta Fiesta la Iglesia quiere destacar es lo más importante de tu conciencia adolescente, que es la Consagración al Señor, de tu Infancia, de tu Juventud y de toda tu Vida. Como si Tú cantaras y repitieras “Mis Obras son para el Rey”.  
Tú fuiste INMACULADA, naciste sin pecado original, y en este importante momento de tu Vida se manifestaba de una forma consciente tu Santidad y tus Virtudes. 
 
María, cuando Te escribo este E-MAIL, pienso en Ti, y me emociono, porque Te admiro, y me pongo a orar para pedirte por nuestras jóvenes muchachas de todo el mundo. Pido, pedimos, para todas ellas, que sepan respetarse a sí mismas, y que tengan en cuenta que lo importante es estar bien con Dios, y, para algunas suplico que sepan que existe un camino especialmente digno y hermoso, que es el camino de la consagración total. 
 
Cada día vemos por las calles a unas cuantas monjas, religiosas de diferentes Congregaciones, que han consagrado su vida a Dios hasta el final, el día de su propia muerte. Y se las ve muy felices y sonrientes.