Tú cantas el Aleluya

Padre Ramón Aguiló sj.

María, cuando llegan las Fiestas de Pascua, el mundo se conmueve, cantando constantemente una canción que es como la repetición de una poesía, la POESÍA DEL ALELUYA.

Tú la cantas y la cantaste también. Porque tu Vida y tu Post-Vida Universal puede definirse como una ejecución de una sinfonía, que podría llamarse la Sinfonía de la ALEGRÍA. Tú, María, al comienzo de tu Vida que podríamos llamar VIDA CRISTOCÉNTRICA, recitaste un Cántico, ante la figura encantada de tu pariente Isabel. Y en este Cántico Tú proclamaste esta brillante y hermosa frase: DESDE AHORA ME FELICITARÁN TODAS LAS GENERACIONES. 

Tu Vida, María, se ha ido extendiendo por todos los rincones del Universo, y por todos los espíritus de los Bautizados EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO.

Nosotros no podemos dudar ni un momento sobre la enorme felicidad que te ha ofrecido el hecho de SER LA MADRE DE JESÚS DE NAZARET. Y también hemos de reconocer que tu felicidad se ha propagado por todos los que, al conocerte, Te amamos, y después Te seguimos amando.

Creo que, por todo ello, tu Personalidad y tu Vida se pueden sintetizar en una palabra misteriosa. ALELUYA, que suele repetirse varias veces ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA.

RAÍCES BÍBLICAS DEL ALELUYA. En muchos de los Salmos del llamado Antiguo Testamento aparece espontáneamente, de una forma muy natural, pero muy elocuente, la palabra ALELUYA.

Es como si el Poeta que los compuso quisiera expresar la ALEGRÍA de pertenecer al PUEBLO DE YAHWÉ, y, como consecuencia, de estar en camino seguro de la Salvación Eterna y de la Salvación Temporal.

Solamente voy a recordar algunos pocos ejemplos, porque son muchos los casos de los Salmos con referencia a la ALEGRÍA Y A LOS ALELUYAS, que los estudiosos generalmente atribuyen al que fuera Rey David.

Recuerdo que el Salmo 105, que quiere describir la MARAVILLOSA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL, COMIENZA CON LA PALABRA MÁGICA: ¡ALELUYA!

Y después prosigue con un gran entusiasmo: “¡Dad gracias a Yahwé, aclamad su nombre, divulgad entre los pueblos sus hazañas! ¡Cantadle, salmodiad para Él, sus maravillas todas recitad. Gloriaos en su Santo Nombre, SE ALEGRE EL CORAZÓN DE LOS QUE BUSCAN A YAHWÉ!

Así, podríamos recordar otros muchos casos en los que el Poeta Bíblico exalta el entusiasmo, la alegría de su Pueblo, repitiendo la palabra ALELUYA u otras palabras parecidas. Pero no puedo olvidar el último de los Salmos, el 150, que es precioso y le han puesto el Título de DOXOLOGÍA FINAL: “¡ALELUYA! Alabad a Dios en su Santuario, alabadle en el firmamento de su fuerza, alabadle por sus grandes hazañas, alabadle por su inmensa grandeza. Alabadle con clangor de cuerno, alabadle con arpa y con cítara, alabadle con tamboril y danza, alabadle con laúd y flauta, alabadle con címbalos sonoros, alabadle con címbalos de aclamación. ¡TODO CUANTO RESPIRA ALABE A YAHWÉ! ¡ALELUYA!”

PROYECCIÓN APOCALÍPTICA. El Libro que se atribuye al Apóstol Juan, el hermano de Santiago, y que tuvo como papá el Zebedeo, tiene unas páginas, siempre misteriosas, en las que se canta también el ALELUYA. 

Todo lo que me ha impresionado por la alegría que despide se halla en el Capítulo 19 del Apocalipsis. Es un contraste con las páginas anteriores que describen desgracias, contempladas por el escritor-poeta.

El título que les pone a estos cánticos de felicidad el escritor, es el siguiente: CÁNTICOS TRIUNFALES EN EL CIELO.

Y después va repitiendo, como una ANTÍFONA BELLÍSIMA el ALELUYA que Tú, María, tan profundamente conoces: 

“Después oí en el cielo como un gran ruido de muchedumbre inmensa que decía ¡ALELUYA! La Salvación, la Gloria y el Poder SON DE NUESTRO DIOS… Y por segunda vez dijeron ¡ALELUYA!... Entonces los 24 Ancianos y los 4 Vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el Trono, diciendo ¡AMÉN! ¡ALELUYA!... Y salió una Voz del Trono que decía ALABAD A NUUESTRO DIOS, todos sus siervos y los que le teméis, pequeños y grandes. Y oí el ruido de Muchedumbre inmensa y como el ruido de grandes aguas y como el fragor de grandes truenos. Y decían ¡ALELUYA! Porque HA ESTABLECIDO SU REINADO EL SEÑOR, NUESTRO DIOS TODOPODEROSO”

Ya ves. María, qué alegría nos comunica el Apocalipsis, como si fuera un SOL SIN NUBES O UNA LUNA LLENA, EN UN CIELO LIMPIO.

EL ALELUYA EN TU QUERIDA IGLESIA. No podemos ser cristianos, no podemos ser católicos, sin ser profundamente MARIANOS. Los que siguen a Jesús con todas las consecuencias, están acostumbrados a mirarte también a Ti, Madre.

Si no Te tienen una gran devoción, les parece que no son buenas personas, que no son unos católicos sinceros. Por ello, no hay una Casa, un Hogar, en el que no se encuentre una Imagen de tu hermosa Persona, con un vestido generalmente azul, una corona de Reina sobre la cabeza y un Niño en los brazos. Además, muy frecuentemente, esta imagen está situada sobre la forma curiosa de una Luna. Otras veces, también se levanta tu imagen sobre un ramo de flores, con unos angelitos que nos miran con mucha gracia y una sonrisa en sus rostros.

Hasta he podido escuchar a través de una Radio Emisora en un día cualquiera una hermosa canción en lengua inglesa que un hombre cantaba de una forma apasionada. En esta canción iba diciendo frases en su lengua, que no yo pude entender completamente.

Lo único que comprendí perfectamente es la frase ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA. No sé cuántas veces la repitió. Pero era evidente que la canción quería transmitir un MENSAJE DE FELICIDAD PARA TODOS LOS QUE LE ESCUCHABAN Y PARA TODO EL MUNDO.

Los que rezan cada día el Breviario, que es un libro muy conocido por Ti, Madre, siempre terminan sus oraciones dirigiéndote una plegaria a Ti, como poderosa intercesora. Esta oración final es para suplicar a Dios el perdón por todas las faltas cometidas en sus rezos sacerdotales. Esta oración cambia según los tiempos.

Voy a recitarte ahora la que se repite cada día del TIEMPO PASCUAL, después de las Completas de Cada día.

Dice así:

REINA DEL CIELO, ALÉGRATE, ALELUYA,
PORQUE EL SEÑOR,
A QUIEN HAS MERECIDO LLEVAR, ALELUYA,
HA RESUCITADO, SEGÚN SU PALABRA, ALELUYA,
RUEGA AL SEÑOR POR NOSOTROS, ALELUYA

Como ves, María, Madre de todos, esta oración tiene el fervor apasionado de un Cántico de Alegría. Y como si todos Te suplicáramos que hagas cada día el Milagro de Mantenernos siempre FELICES, MUY FELICES. TODOS TE PROCLAMAMOS EN ÉL QUE TÚ ERES LA MADRE, LA REINA, LA CREADORA DE LA ALEGRÍA.