María, Todo Tuyo

Padre Ramón Aguiló sj.

 

Madre de todos, querida y muy amada por los que queremos seguir a Jesucristo, tu Hijo y el Hijo de Dios.  

Te escribo este E-MAIL en unos días muy especiales. Porque precisamente durante estos días pasados, como todos los demás seres del mundo, he visto, sufriendo, llorando, la agonía dolorosa de un Papa y su muerte. Hemos visto su cadáver tranquilo, pacífico, humilde, rodeado de sencillez y hasta diría de pobreza. Hemos asistido a su entierro, en la cripta de la Basílica de San Pedro en la Ciudad de Roma o del Vaticano.  

Unos días más tarde, nos ha impresionado también el ver que los Cardenales de la Iglesia Católica con sus llamativos trajes, se reunían en la misma ciudad, para elegir a un Nuevo Sumo Pontífice, a un Nuevo Sucesor del Primer Papa, nombrado por el mismo Jesús, como PIEDRA FUNDAMENTAL DE LA IGLESIA.  

Los Papas ahora son todos ellos La ROCA, querida por Jesucristo. Gracias a ellos la Iglesia adquiere seguridad, estabilidad y una capacidad exclusiva para superar siempre todas las presiones de cambio o de transformación.  

TODOS TENEMOS UN LEMA. María, durante nuestra vida terrena, hemos de procurar seguir una dirección clara, precisa. Porque, si no lo logramos así, nuestra actividad se parecerá a una barquita de velas blancas que se mueve sin  resistencias por el mar agitado, con vientos huracanados. Nuestra vida no puede ser así. Resultaría una monstruosidad.  

Es por todo esto que los Religiosos y las Religiosas, cuando comienzan sus vidas como tales, pronuncian los Votos de Pobreza, Castidad y Obediencia. A veces hay algunas Congregaciones Religiosas que amplían todavía más las fuerzas directoras, y sus afiliados pronuncian más de tres Votos.  

Estos constituyen una forma de Lema de la Vida Humana. Sería algo así, como afirmar y comprometerse a una clara línea de acción: YO QUIERO IMITAR A JESÚS Y A SU MADRE, en varios aspectos claros de sus enseñanzas y de sus Personalidades.  

Esto nos sucede cada día a los que intentamos vivir como buenos cristianos. Nos despertamos por la mañana después de un merecido descansando, y lo primero en que pensamos es en Dios, Nuestro Padre, el Creador de todo este Universo que nuestros ojos contemplan desde la ventana de nuestra habitación. Después contemplamos a tu Hijo, Jesucristo, nuestro Salvador y Hermano, presente en todas partes, porque vemos una variedad enorme de torres y de techos de nuestras iglesias, capillas o ermitas. Finalmente, Madre, te Vemos a Ti, porque alguna imagen lejana, iluminada o por el sol naciente o por una luz que tiembla en la noche, nos señala tu presencia. Y suplicamos tu ayuda, con alguna oración que todos conocemos. Por ejemplo, el “Dios Te salve, María”, o aquella otra oración que comienza, suplicándote: “Oh Señora mía, Oh Madre mía, yo me entrego del todo a Vos y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día….”  Te lo consagramos todo, todo. Y Te suplicamos: “Guardadme y defendedme, como COSA Y POSESIÓN VUESTRA”  

Esto, me parece, es la expresión de un gran LEMA DIARIO, QUE NO CAMBIA Y QUE ORIENTA TODO NUESTRO DÍA, TODA NUESTRA VIDA.  

EL LEMA DE UN PAPA. Los Papas también tienen una expresión breve, hermosa, que es como el resumen de su vida Apostólica, Universal.  

Por ejemplo, el Papa Juan Pablo II, que murió, después de una larga enfermedad y de una terrible agonía, tenía una expresión que quería dar un matiz fundamental a lo que debía ser su Vida de sucesor de San Pedro.  

Dice así: TOTUS TUUS. Concretamente se refería a Ti, María. El Papa quería manifestar que su vida como persona y como responsable de la Iglesia Universal, Te tenía a Ti, Madre de Jesús, como CENTRO TOTAL DE SU VIDA.  

También estas palabras, este Lema, se pueden aplicar a Jesús.  

Lo  cierto es que el Papa expresaba su LEMA, la orientación de su vida: QUIERO SER TODO TUYO, JESÚS. QUIERO SER TODO TUYO, MARÍA.  

Con ello nos daba a todos un buen ejemplo, para que nuestra vida de trabajadores, de simples ciudadanos y sencillos católicos, tenga una MARAVILLOSA ORIENTACIÓN.  

Otro Papa, el recientemente nombrado, BENEDICTO XVI, dijo, en uno de sus primeros discursos, recordando la frase de su antecesor: NO TENGÁIS MIEDO. Y esto es también una hermosa consigna, un hermoso LEMA.  

DANOS FUERZA PARA SEGUIR NUESTRO IDEAL.  Termino, María. Yo quisiera decirte que una gran mayoría de los hombres y de las mujeres de este mundo, nos sentimos, a veces, sin fuerzas, para ir adelante siempre por el camino que nos ha señalado Jesús, y que Tú, Madre, nos señalas con tus ejemplos.  

Por esto, no nos olvidamos nunca de orar, para suplicarte que nos conserves siempre, y con toda seguridad, para que sigamos las orientaciones de Jesús que son las que también Tú nos señalas.  

Madre, todos queremos ser TODO TUYOS, lo que significa SER TODO DE JESÚS. También Te pedimos que NUNCA TENGAMOS MIEDO, ni a las DIFICULTADES, ni a los que NOS QUIEREN DERRIBAR MORALMENTE.  

Ayúdanos, María. AYÚDANOS, JESÚS.