"Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo" 

Padre Juan José Palomino del Alamo

 

Lc 1, 26-38

En este 4º y último Domingo de Adviento y en el Evangelio, que hoy nos ofrece la Iglesia, el de la
Anunciación, se nos hace presente en el tiempo la Palabra eterna de Dios. María la acoge con 
obediencia activa y gozosa Y nosotros... sin enterarnos. Nuestro mundo está lleno, como bloqueado, por  las prisas y los ruidos. Por eso, no somos capaces de escuchar, de hacer silencio. Sería para nosostros  ésta, la primera lección del Evangelio.
Angel significa mensajero. No sólo María recibe el anuncio del ángel. También nosotros nos encontramos en la vida ángeles, que nos revelan la Palabra de Dios. Personas, acontecimientos, detalles de nuestra propia vida, etc., pueden hacer de mensajeros divinos para nosotros. Importante señalar la unión, que se da entre ángel y mensajero, Palabra y Experiencia de Dios. Sería ésta para nosotros la segunda lección.
María significa "señora" o "princesa". Lucas nos describe a María como una mujer hebrea, fiel observante de la Ley de Dios. El término, usado por Isaías, designa tanto una docella o jovencita como a una joven madre. En la Anunciación aparece María como "la virgen desposada con José" a la que el ángel saluda "Dios te salve", y la describe así:
- "llena de gracia, el Señor está contigo, favorecida del Señor, concebirás y darás a luz un hijo, que 
se llamará Jesús e Hijo del Altísimo.
- El Espíritu Santo vendrá sobre ti, te cubrirá con su sombra y el que nazca de ti será Santo y se 
llamará Hijo de Dios". Según San Lucas, Jesús, desde su nacimiento está unido al Padre por obra 
del Espíritu Santo, como poder y fuerza de Dios, presente en esta nueva creación. Como don y regalo de Dios.
ACTITUDES DE MARIA:
- perplejidad y asombro, confundida ante tal saludo. Son demasiadas impresiones para una joven de 
corazón sencillo;
- libertad de espíritu y madurez humana: con capacidad crítica y con respeto. "¿Cómo será esto?", 
pregunta María;
- escucha atenta y acogida sincera y fiel, que se convierte en total disponibilidad. "Hágase en mí 
según tu palabra", contesta al ángel.
También a nosotros se nos dirige la Palabra de Dios, que salva y libera. Está al alcance de todos. No hace falta subir hasta el cielo ni bajar hasta las profundidades del mar para encontrarla. Nos lo dice 
claramente el iibro del Deueronomio 30, 14: "Está bien cerca de ti, en tu boca y en tu corazón", para 
que la pongas en práctica.
NO LO OLVIDEMOS. Decimos, rezamos con María a Dios: 
"Cúmplase en mí tu voluntad, realícese en mí el Plan que tienes para la salvación del mundo".
Versos preciosos de Casaldáliga, entresacados de su poema "NIÑA DEL SÍ" nos ayudarán:
"Todo estaba pendiente de tu boca. / Igual que si los hombres, de golpe, se sintieran
con la vida en las manos, detenida, / como un reloj callado y a la espera. 
Como si Dios tuviera que esperar un permiso...
Tu palabra sería la segunda palabra / y ella recrearía el mundo estropeado
como un juguete muerto, que volviera a latir súbitamente. 
Tú pondrías en marcha, otra vez, la ternura.
Porque has dicho que SÍ, / Dios empieza otra vez con tu permiso, niña del SÍ, María". 

Fuente: avmradio.org