Lo que Tú digas

Padre Jesús Martínez García 

Jn 2, 3-4
“Y, como faltase el vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué nos va a ti y a mí? Todavía no ha llegado mi hora». Dijo su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga»” (Jn 2, 3-4)
¿Qué les va a Jesús y a María los problemas de los hombres? Les va todo. Por eso vino Jesús al mundo, por eso fue escogida María como Madre de Jesús. Por eso María se dio cuenta de la falta del vino, y por eso Jesús hizo el milagro. Jesús ya se había dado cuenta del problema pero no actúa y se hace rogar para que aprendiéramos muchas cosas. Para que aprendiéramos, por ejemplo, que es necesario pedirle a Dios y hacerlo a través de su Madre; que es necesario estar en las cosas de los demás, y colaborar y obedecer: sin los sirvientes que llenaron las tinajas no se hubiera obrado el milagro.
Dios quiere que vivamos pendientes de los demás, que no estemos tanto en nuestras cosas que no nos percatemos de lo que les sucede a los que viven con nosotros, en nuestra casa. El negocio más importante de un padre es su mujer y sus hijos, no su trabajo y sus aficiones. La tarea más importante de una madre o de los hijos mayores es también ésta: los demás.
A veces tenemos problemas y se deben precisamente a egoístas problemas personales, y a no meternos en la piel de quien lo está pasando mal. No basta con decir que se ama, hay que demostrarlo dedicando tiempo, escuchando, haciendo propios los problemas o las enfermedades.
Dios podría solucionar todo lo que nos preocupa, pero no quiere hacerlo, y observa. ¿Qué hacer? ¿No habrá que acudir a María, obedecer a Dios y tener ojos para los demás?
Haced lo que Él –Jesús– nos diga. ¿Y qué nos dijo Él, qué nos mandó? Sólo un mandamiento, que nos amáramos. Entonces se obrará el milagro. El milagro de transformar el corazón egoísta en corazón generoso; empezará a cambiar el mundo porque ha cambiado uno mismo. Si hiciéramos lo que Él nos dice...

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