Mis ojos han visto al Salvador.  

Padre Marcelo Rivas Sanchez

 

Lc 2, 22-40

Presentación del Señor. Oremos: Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo único revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser  presentados delante de ti con el alma limpia. Por nuestro Señor Jesucristo… Amén

1 Entrará en el santuario el Señor, a quien ustedes busca. Malaquías 3, 1-4

2 Salmo Responsorial Nro. 23. El Señor es el rey de la gloria

3 Segunda Lectura. Tenía que asemejarse en todo a sus hermanos. Hebreos  2, 14-18 4 Evangelio. Mis ojos han visto al Salvador. Lucas 2, 22-40

Cuando se cumplieron los días de la purificación prescrita por la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como prescribe la ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor. Ofrecieron también en sacrificio, como dice la ley del Señor, un par de tórtolas o dos pichones. Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías enviado por el Señor. Vino, pues, al templo, movido por el Espíritu y, cuando sus padres entraban con el niño Jesús para cumplir lo que mandaba la ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar que tu siervo muera en paz. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos, como luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Su padre y su madre estaban admirados de las cosas que se decían de él. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: Mira, este niño hará que muchos caigan o se levanten en Israel. Será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón; así quedarán al descubierto las intenciones de muchos. Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, que era ya muy anciana. Había estado casada siete años, siendo aún muy joven, y después había permanecido viuda hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo dando culto al Señor día y noche con ayunos y oraciones. Se presentó en aquel momento y se puso a dar gracias a Dios y a hablar del niño a todos los que esperaban la liberación de Israel. Cuando cumplieron todas las cosas prescritas por la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría, y contaba con la gracia de Dios.

Acontecimientos…

  • María y José llevan al niño al templo.

  • Según la ley mosaica.

  • Entregan la ofrenda de los pobres (un par de tórtolas o dos pichones)

  • Dos ancianos lo habían esperado con mucha fe y esperanza.

  • Simeón, los años no le volvieron ciego, sino le dieron una visión.

  • Ana, de una fe de hierro, estaba siempre en oración.

  • Ambos laicos, del grupo de los sencillos que saben leer la presencia de Dios.

La fe no es impuesta…

  • Propuesta a la libre opción

  • De ahí que la evangelización sea un servicio gratuito.

  • Cada uno debe dejarse iluminar por la luz que es Cristo.

María no necesitaba purificarse

·         Pues es inmaculada.

·         Además, el niño es mayor que el templo.

·         Es una lección de humildad y obediencia.

El niño iba creciendo…

  • El niño iba creciendo y robusteciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios le acompañaba.

  • Es como decir que la encarnación seguía su camino a la salvación.

  • Jesús nació y creció en una familia como nosotros.

 

¿Y nuestra familia?

  • Se parece a la de Jesús.

  • Vive en el amor que alimentó a Jesús.

Jesús en…

  • La Eucaristía. ¡Nuestra primera comunión?

  • Después de cada comunión, de seguro, hemos visto al Señor.

  • La Palabra, que es voz, vida y acción de Dios para todos.

  • La Virgen, corredentora, que enseña el valor del dolor.

Palabras claves…

  • Luz para todos los pueblos

  • Signo de contradicción

  • Una espada atravesará tu alma.

  • Desde la cruz se redime

  • La presentación del Señor

Saber esperar

  • Dios cumple siempre sus promesas. No hay que dudar de Dios.

  • Sin importarnos los sacrificios.

  • Todo el que vive en las tinieblas necesita una luz.

  • Delante de Dios se dobla toda rodilla y solamente cabe la confianza.

Para que la espera no desespere hay que…

  • Purificarse. Arrepentirse. Confesarse…

  • Saber mirar la cruz de Cristo para que vivamos en la libertad de hijos de Dios.

  • Renovarse constantemente. A cada instante. Sin desmayar.

  • Cristo es el único alimento que perdura y lleva  al vida eterna


Viene Jesús en brazos de María,
Mira, bosteza y continúa durmiendo;
Su padre José le mira sonriendo.
Según
la Ley, a los cuarenta días.
El sacerdote ofrece
la Víctima
Ignorando
lo que está sucediendo
María sabe que ya está redimiendo
En gesto de amor y eucaristía.
Los infiernos se comienzan a inquietar
Sintiendo que su mentira va a finalizar.
Simeón el justo va a profetizar:
División, espada, luz y tinieblas.
¿Quién militará en cada bandera?
El Reino de Cristo ya va a comenzar.

 Fuente: autorescatolicos.org