En Cana de Galilea

 

Padre Rogelio Narváez Martínez

 

Jn 2, 1-11

1.- En Canná de Galilea todo se encuentra preparado. Aquellos novios y su familia con muchos días de anticipación, quizá meses, o posiblemente un par de años, se fueron aprovisionando, arreglando las cosas, preparándose en lo personal y disponiendo los espacios. Ahora, por fin ha llegado el gran día y con él han llegado los invitados, cada uno ocupa su respectivo lugar,...

¿Te acuerdas cuando tú viviste la intensidad de la preparación del matrimonio o acaso será que lo estás viviendo ahora? Yo en lo personal guardo con amor el recurdo de mi ordenación sacerdotal y de todos los preparativos que antecedieron tan importante momento en mi vida.

Yo hablo de mi ordenación sacerdotal tú puedes entenderme cuando te hablo del matrimonio. Si lo has vivido, si hoy lo experimentas o si estás por decidirlo, no está de más el trasladar la escena de Caná de Galilea a nuestra propia geografía.

2.- Los jóvenes con antelación van pensando en el gran día, y llega el momento de iniciar con los ahorros, de tal manera que el privarse de un antojo a favor del gran día es algo que no cuesta tanto porque se sabe estará destinado a un momento que no tiene comparación.

La petición de la mano de la amada, realizado con temor y temblor, suele ir acompañada del compromiso formal en el que se toma con seriedad a la otra persona, a las dos familias, a la Iglesia y,... principalmente a Dios.

Pronto se llegan los días en que hay que separar la Iglesia, comprar el vestido, proveerse de un traje de gala, comprar el calzado, ir contratando los distintos servicios que amablemente nos ofrecen los profesionales, en un evento que sin lugar a dudas tiene que ser inolvidable, puesto que es único, singular y, para nosotros, irrepetible.

Es entonces cuando hay que pensar en las invitaciones, en el platillo, en el brindis, en la música, en los arreglos y en mil cosas más. ¡Que bien vale la pena cualquier sacrificio!

El tiempo es inexorable y llega el momento en que hay que llevarles las participaciones a los amigos, los parientes, los vecinos y a los compañeros. Esos fines de semana invertidos para recorrer las calles de la ciudad redituarán en presencia de quienes más amamos y nos aman. Y es aquí, precisamente, en donde el Evangelio nos invita a meditar.

3.- ¿Te acuerdas de Caná de Galilea?,... en esta fiesta de bodas han llegado dos invitados sumamente especiales: el Señor Jesús y la Virgen María.

Se trata de dos invitados indispensables, ya que ellos se encargarán de que la fiesta tenga un buen desarrollo y de que cuando algo amenace su interrupción se pueda prolongar en la transformación del don que supera nuestra propia intención.

En mis palabras no puede ni debe haber engaño: Es, sin duda, el Señor Jesús el que lo puede todo y quien realizará el milagro, quien puede transformar todas las cosas porque Él mismo las ha creado, pero es la Virgen María la que tiene un corazón de Madre y quien posee una mirada solicita, es ella la que como buena mujer detecta, sin que le digamos, las necesidades en nuestros hogares, y quien intercederá para que se pueda recibir el favor de su Hijo.

4.- Y pienso ahora, en el Canná de Galilea de nuestro propio hogar y el de muchos consagrados,... y pienso en tantas fiestas inconclusas, no a causa de nuestras capacidades sino a causa de la más terrible de nuestras incapacidades, que aunque puede ser solamente una, nos va acarreando la peor de las amarguras.

Nuestras capacidades suelen ser excesivas: somos previsores, genios de la logística, que hasta llevamos un libro con aquellos pendientes que son necesarios, y quienes el día de hoy disponemos de los empresarios de la solemnidad y del glamour para hacer del momento algo inolvidablemente permanente, la prensa publica ediciones especiales sobre los mejores tips para la boda, las cadenas televisivas nos ofrecen pasarelas de consejos y hasta los hoteles y los centros de convenciones han construido el mejor de los negocios sobre esta roca, tan humana y tan común, como lo es de natural el nacimiento de una familia. Hoy, hasta te están ofreciendo organizar tu boda frente a la mar azul turquesa del caribe mexicano y otros en un crucero... Como sacerdote me entristece encontrarme con muchos jóvenes que son presa de los negociantes de las nupcias cuyo negocio es decirle a los novios que su celebración será única y diferente a las que se hayan celebrado en la ciudad, y en base a este criterio se llega a utilizar lo impensable: cientos de velas en la escalinata, frutas abiertas al pie del altar en forma de corazón, treinta niñas con vestido blanco sentadas en los escalones que suben al presbiterio,... su negocio es hacer de tu boda algo que no se haya hecho con nadie, aunque el autor de la boda haya sido desplazado a un segundo plano.

Parece ser que a nuestros jóvenes que aspiran y suspiran por el matrimonio no les falta nada de cuanto debería pensarse ni inventarse para hacer del matrimonio algo especial,... no les falta nada,... y esta es quizá su propia desgracia: ¡No les falta nada,... les falta Alguien!

5.- Nuestra vida de familia, y del ministerio para no excluirme, es, sin duda, nuestra fiesta que se ha preparado con tanto esmero y que se ha iniciado solemnemente en la ceremonia religiosa. Fiesta preparada con esmero y a la que debiste haber llevado tantos y tantos invitados, pero sin que te olvidaras de esos dos invitados sumamente especiales e insustituibles: el Señor Jesús y su Madre Santísima.

¿No sé si lo sabrás? O quizá lo escuchas demasiado tarde, pero solamente ellos se pueden encargar de que tu fiesta nunca termine. Ellos son la única garantía y por ellos son indispensables.

6.- ¿Pero que es la fiesta? ¿Qué entiende el cura por fiesta como para que lo enfatice con ahínco?

La fiesta en el matrimonio es la alegría, la armonía, la paz, la fe, la esperanza, el amor, el perdón, el entendimiento, la sinceridad, la comprensión, la ayuda mutua, la servicialidad, la sencillez, y principalmente la presencia de Dios...

Y ni siquiera los más nefastos conflictos pueden terminar con la fiesta cristiana, sino que por el contrario, la prolongan y la fortalecen en la capacidad que se posee al estar cercano a Dios de resolverlos y de resistir las pruebas que tiene por naturaleza la vida cotidiana.

7.- ¿Verdad que hay momentos en que nuestra fiesta sufre amenazas?

Te quería comentar que el último libro del filósofo y psicólogo Italiano Piero Ferruci, "Nuestros maestros los niños" ya ha sido traducido a 11 idiomas. Allí él dice: "Ha hecho falta tiempo, pero al final me he dado cuenta: la relación con mis hijos pasa a través de la relación con mi mujer. No puedo tener con ellos una buena relación si mi relación con ella no es buena".

La experiencia clínica de Ferruci le ha demostrado que "cada ser humano es el resultado de la relación entre dos individuos: su padre y su madre. Y esa relación sigue viviendo dentro de nosotros como una armonía bellísima o como una laceración dolorosa. La relación entre nuestros progenitores -dice Ferruci- nos constituye en lo que somos. Y esto es verdad también en la época de la familia dormitorio, de los progenitores single, de la fecundación artificial, de la manipulación genética, de los vientres de alquiler, de los bancos de espermatozoides... Un niño siente con todo su ser la relación entre sus progenitores, sea cual sea, la siente en sí mismo. Si la relación está envenenada, el veneno circulará por su organismo. Si la atmósfera no es armoniosa, crecerá en la disonancia. Si está llena de ansias e inseguridades, también su futuro será incierto" .

La conclusión entonces parece clara: si quieres ser un buen padre, sé un gran marido. Si quieres ser una buena madre, sé una gran compañera para tu marido. Esto que parece simple, en la práctica no lo es. ¿Por qué? Ferruci responde en primera persona, con gran humildad:

"A veces he olvidado esta realidad. He tenido demasiada confianza. Sabiendo que nuestra relación va bien, la he dejado allí". Abandonada la relación a su propia suerte, pronto aparecen los disgustos, las recriminaciones.

Cuando un matrimonio reacciona a tiempo y recupera lo bello de su amor, los primeros en darse cuenta son los hijos. Y cuenta su propia experiencia, después de una temporada en que, obsesionado por escribir sus libros, comenzó a levantarse a las 5 de la mañana y a pasar el día rabiando por el ruido y las interrupciones:

"Comencé a sentirme deprimido, algo no andaba bien. Al fin comprendí lo que sabía pero no quería admitir. El orden de mis prioridades estaba equivocado.

Decidí devolver a Vivien, mi mujer, un marido que no se cayera de sueño. Después ocurrió algo sutil y sorprendente. Mejoró la relación entre Emilio y Vivien. No es que fuese una relación mala, pero había algo que no me gustaba. A menudo Emilio era descortés con ella y hablaba conmigo como si Vivien no existiera, ignorándola como el machista más encallecido. Después lo he entendido: Emilio me mostraba cuál era mi actitud hacia Vivien... Era yo quien la transformaba en una sombra. Por fortuna me di cuenta a tiempo".

8.- ¡Oye! Amigo, sí tú, pst, pst, ¡hey! tú:

¿Cuántos Canás de nuestra familia han dejado de ser fiesta para transformarse en cementerio de nuestro egoísmo?

Y la razón estriba no en que nos falte algo sino en que nos falta Alguien. Alguien que venga acompañado de su Madre Santísima.

Mira: Aquí no hay duda ni engaño, mucho menos aberraciones: Jesucristo es quién lo puede todo, pero es la Virgen quien tiene un corazón de Madre, y quien le pide a su Hijo por aquellos que pasan necesidad.

Invita a la Virgen para que venga con su hijo a tu fiesta de familia y dile: ¡por favor Madre, cuando veas que la fiesta amenaza con interrumpirse, cuando veas que en lugar de amor existe el odio, cuando te des cuenta de que en lugar de comprensión existe la distancia, cuando el egoísmo haga desaparecer la generosidad y el rencor el perdón, dile a tu Hijo que nos está faltando el vino, dile a tu Hijo que en cualquier momento la fiesta se acaba, dile a tu Hijo que nos dé el buen vino, porque si tú se lo pides Madre, tu Hijo nos dará un vino nuevo que superará en calidad, aquello en lo que habíamos convertido nuestra vida.

9.- ¿Sabes? Yo no me puedo imaginar Canná de Galilea sin Jesús y sin la Virgen, sin aquel que lo puede todo y sin aquella que intercede por todos. Lástima que en tantos Canná de Galilea en nuestros tiempos, no haya un espacio para ellos, o haya quienes quisieran re-escribir el texto sagrado, borrando de la escena a la Madre de Jesús.

¿Por qué tanto odio para alguien que amó tanto a Jesús y a quien Jesús tanto amó con un corazón tan divino?



¿DÓNDE REALIZAR EL PRIMER MILAGRO?
“En aquel tiempo hubo una boda en Caná de Galilea, a la cual asistió la madre de Jesús. Este y sus discípulos también fueron invitados. Como llegara a faltar el vino, María le dijo a Jesús: “Ya no tienen vino” Jesús le contestó: “Mujer, ¿qué podemos hacer tú y yo? Todavía no llega mi hora”. Pero ella dijo a los que servían: “Hagan lo que él les diga”.
1.- Muy estimados amigos:

¿En qué lugar te hubiera gustado que se iniciara la vida pública del Señor? ¿Dónde te hubiera agradado que realizara su primer milagro?

Te pido permiso para que hagamos un recorrido a través de las avenidas, calles, callejones y andadores de nuestra mente, para que así detectemos cómo nuestro pensamiento no suele concidir generalmente con el pensamiento de Dios. Al indagar por los recobecos de nuestra memoria, percibiremos como nuestro cuadro de valoración no coincide con la jerarquía de prioridades de Dios.

¿En dónde le hubiésemos sugerido a Dios que realizara la primera manifestación de su gloria? Sabemos que después habrá muchos milagros, puesto que lo puede hacer, sí sí, pero, ¿en dónde realizar el primero? Tendrá la virtud de ser el primero.

2.- Es posible, que muchos de nosotros hubiésemos elegido el escenario de dolor que acompaña un funeral, como el lugar idóneo para que Jesucristo se manifestará como el dueño de la Vida... Otros, quizá pensaríamos que el lugar adecuado hubiese sido un lúgubre hospital plagado de enfermos terminales para que allí se pudiese contemplar que Él es el médico divino... No faltará quien piense que el mejor lugar sería el austero desierto, ¡sí el desierto!, ¡el sotano del universo!... para que el Señor al re-convertirlo en un verde prado recupere aquello que se tornó en aridez por culpa de nuestro pecado. Serán escasos, pero existe alguien que estará pensando que lo adecuado ha de ser la majestuosidad del Templo, en una Liturgia Solemne y frente al mismísimo altar de los sacrificios, para que todos puedan contemplar al Santo de los Santos que ha plantado su Tienda entre nosotros.

Podríamos engrosar nuestro elenco con otras muchas e incontables sugerencias y, sin embargo, hoy también tenemos que comprender la sabiduría de Dios.

3.- El Evangelista san Juan nos narra amablemente la inauguración de la vida pública de Jesús, y la primera de las señales de la divinidad de Cristo se realiza, ni más ni menos, que en el contexto de una fiesta de bodas, en Caná de Galilea.

Distan apenas muy escasos aquellos días en que el Señor Jesús llamó al seguimiento a un pequeño grupo de discípulos, y ahora repentinamente le tienes con ellos en medio de la algazara de una fiesta de matrimonio.

Y, ¿por qué allí el primer milagro?

Fuente: rosario.org.mx