Boda de Caná

 

Padre José María Garbayo Solana.

 

Jn 2, 1-11

Jesús, emprende su vida pública y su primera manifestación pública la hace en una boda, en Caná, donde está invitado junto con su madre y sus discípulos. No es casualidad que esta primera comparecencia pública de Jesús se haga en una boda. Todo, los novios, la alegría de los invitados, el banquete, el vino, todo nos está invitando a que miremos a Jesús, porque él es el verdadero protagonista de esta boda. El es el verdadero novio que ha venido a desposarse con la humanidad, El es el Hijo de Dios que ha venido a restablecer la Alianza con su pueblo, una alianza que es como un verdadero desposorio de Dios con la humanidad: "como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa la encontrará tu Dios contigo", con estas palabras nos describía el profeta Isaías el reencuentro de Dios con su pueblo. Y en esta boda de Dios con la humanidad, todos nosotros estamos invitados a participar como invitados.

Pero ocurre que muchas veces, nos puede faltar el vino. Ocurre que muchas veces nuestra vida se vuelve monótona, carente de ilusión, de sentido y esperanza. Ocurre que muchas veces nos olvidamos que somos los invitados a una boda y nos sentimos más bien como invitados en un funeral. Ocurre muchas veces, demasiadas veces, que nos falta la alegría, el deseo de compartir, el amor y la amistad. Y como en las bodas de Caná, María, la madre, siempre atenta a las necesidades de todos, presenta también nuestras necesidades ante su Hijo: "no tienen vino, no tienen ilusión, no tienen esperanza" y luego aquellas palabras suyas dirigidas también a todos nosotros "haced lo que El os diga". El Señor sigue presente en medio de nosotros, su Espíritu y su Palabra, pueden transformar esas situaciones de desesperanza por las que pasamos, si, como María nos pide, hacemos lo que El nos dice.

Jesús es el vino nuevo que se nos da en la eucaristía para renovar en nosotros la ilusión y la esperanza por vivir, es el vino nuevo que nos da alegría y renueva nuestros deseos de compartir la vida y la amistad con los demás.

Demos gracias al Señor porque siempre está a nuestro lado. Porque su palabra y su Espíritu siguen actuando la salvación en medio de nosotros.

Fuente: La pagina de Chema