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Boda de Cana
Avelino Cayón
Jn
2, 1-11
Este Domingo, 2° del Tiempo Ordinario del Año Cristiano, en los tres
ciclos, A, B y C, se lee del Evangelio según San Juan. Hoy
escuchamos el Milagro de las Bodas de Caná. Este Milagro, en el que
el Señor "manifestó su gloria" a los discípulos, cae dentro de la
órbita de la Solemnidad de la Epifanía: Manifestación del Señor.
A la insistencia de María, Jesús responde: "...todavía no ha llegado
mi Hora". Esta respuesta junto con la observación, que el mayordomo
le hace al novio: "...has guardado el vino bueno hasta ahora", hasta
esta Hora, son clave de interpretación del Relato.
La Hora, en la que Jesús hará el Milagro por antonomasia, será la
Hora de su Pasión Muerte-Resurrección Gloriosas: la Hora de su
glorificación.
En aquella Hora el Señor derramará su Sangre, es decir, su Persona,
su Vida, por nosotros, en provecho, en favor, de nosotros
(Resurrección). La Sangre derramada será la Sangre contenida en el
Cáliz de la Eucaristía. La Sangre, derramada en la Cruz, que el
Señor ofreció la Víspera de padecer, es anunciada proféticamente en
el "Vino bueno guardado hasta ahora ".
Seiscientos litros de agua convertida en vino, en el vino mejor, es
en verdad una cantidad excesiva, por no decir un derroche... ¡de
generosidad!, signo de la abundancia de los dones divinos.
El Milagro tuvo lugar en el escenario de una Boda. La 1ª Lectura,
oportunamente escogida, es un poema, que canta las relaciones
amorosas de Dios, el Esposo, con su Pueblo, la Esposa: ..."como un
joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó... ".
Cristo, uno de tantos invitados al banquete de bodas, deviene el
Esposo, que se entrega a Sí mismo, simbolizado en el vino, por amor
a la Esposa: el nuevo Pueblo de Dios, simbolizado en los
"discípulos, que crean en Él" y sobre todo en "María, la Madre de
Jesús", figura, imagen de la Iglesia.
Fuente:
archimadrid.es
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