La Sagrada Familia: comunidad de vida y amor

 

Padre Máximo Evia Ramírez

 

 

 

Homilia

Lc 2, 41-52 

En el Evangelio de hoy, "El niño perdido y hallado en el templo", destaca la incomprensión de José y María ante el ministerio revelado en Jesús; se conjuga la sumisión filial de Jesús a sus padres en Nazaret y la absoluta obediencia al Padre Eterno. Esta unión especial con la voluntad del Padre engendra un conflicto en su vida familiar, lo mismo que sucederá en cuantos quieran seguirle.

Jesucristo es para nosotros la revelación de todo lo que Dios es. Pero Jesús revela a Dios justamente formando parte de una familia, en el seno de una familia, precisamente en su forma de vivir la familia. Si Dios es amor, es en el lugar en el que primordialmente recibimos amor, la familia, en donde se nos revela lo que de verdad es Dios.

Jesús demuestra en sus más de treinta años de vida ordinaria de trabajo manual, que las tareas más extraordinarias del mundo se realizan viviendo a fondo la vida familiar.

Es en la familia donde recibimos la primera revelación, y la más importante de toda la vida: lo que es Dios. Si Dios es amor incondicional, es en la familia en donde por primera vez somos amados no por nuestros méritos, sino porque sí. No porque seamos bonitos, o inteligentes, o buenos, o simpáticos, sino porque somos hijos. Y Dios es así; y así es Dios; Él no nos quiere porque nosotros seamos buenos, sino porque Él es bueno. Dios no nos quiere para que nosotros seamos buenos, sino porque Él es bueno. En nuestra familia nos quieren como somos, igualmente Dios.

Nosotros no amamos a nuestros padres porque ellos no tengan ningún defecto, nosotros no hemos escogido de qué padres nacer, los queremos porque son nuestros padres, y punto, o no los queremos.

Jesús nace en el seno de la familia humana, como hijo de una familia. La familia nace del matrimonio, sacramento de la unión de Cristo con su Iglesia. La misión de la familia cristiana ha de realizarse tanto en la formación de una comunidad de amor entre sus miembros como en el servicio de transmisión de la vida y de educación en los valores esenciales de la vida humana. Siendo célula primera y vital de la sociedad, la familia ha de participar en el desarrollo de la sociedad y de la Iglesia, constituyéndose en comunidad creyente y evangelizadora, en diálogo con Dios y al servicio del prójimo. La familia cristiana no debe ser como cualquier familia, sino vivir abierta a la entera comunidad eclesial, debe ser como una especie de "Iglesia doméstica" que se integra a la gran Iglesia constituyendo uno de sus pilares fundamentales. Las relaciones entre los esposos cristianos no están regidas por un simple contrato civil de matrimonio; entre ellos se realiza el misterio del amor de Dios significado en el sacramento del matrimonio y, junto con sus hijos e hijas, deben vivir los mismos ideales que la Escritura muestra para la Iglesia entera.

¿Qué significa para nosotros la Sagrada Familia? Una familia es una familia sagrada cuando en ella se ama a pesar de todo, como Dios. Familia sagrada es aquella en la que existe la revelación de la gratuidad del amor. Sólo el amor incondicional es revelación del amor de Dios y sólo el amor hace posible la superación de los problemas matrimoniales. Sólo el amor hace posible que un matrimonio cumpla 25 ó 50 años de existencia. José, María y Jesús son el prototipo de familia y matrimonio que vive y perdura por amor y sólo por amor.

Pidamos al Padre que proteja y ayude a nuestra familia y nos haga imitar el amor y la unidad que vemos en la sagrada familia como anuncio de la presencia de Dios en nuestra vida. ¡Animo, a echarle ganas!

Fuente: Arquidiocesis Primada de Mexico