San Antonio María Claret, Misionero del Corazón Inmaculado de María

 

Ilustra nuestra portada la imagen del Corazón Inmaculado de María, hermosa talla que se venera en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, en Vic, casa madre de los misioneros claretianos del Corazón de María. Allí está el sepulcro de su fundador, el gran san Antonio María Claret, el apóstol del doble lema: "la salvación de las almas por todos los medios posibles", y "la caridad de Cristo me apremia".

Fue el misionero universal "forjado en la fragua" del Corazón de María, que así le rogaba: "¡Madre mía! ¡Madre del divino amor, no puedo pedir cosa que os sea más grata ni más fácil de conceder que el divino amor, concedédmelo, Madre mía! ¡Madre mía, amor! ¡Madre mía, tengo hambre y sed de amor, socorredme, saciadme! ¡Oh Corazón de María, fragua e instrumento del amor, enciéndeme en amor de Dios y del prójimo!"

Fue el apóstol de María puesto "en sus manos como una trompeta del Evangelio, como una saeta escogida". Sin pretenderlo, él mismo se retrataba al decir: "Un hijo del Inmaculado Corazón de María es un hombre que arde en caridad y que abrasa por donde pasa; que desea eficazmente y procura por todos los medios encender a todo el mundo en el fuego del divino amor. Nada le arredra; se goza en las privaciones; aborda los trabajos; abraza los sacrificios; se complace en las calumnias y se alegra en los tormentos. No piensa sino cómo seguirá e imitará a Jesucristo en trabajar, sufrir y en procurar siempre y únicamente la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas".

Pío XII tituló al gran santo de Sallent "el gran servidor de la Iglesia" y "el santo de todos". Y, en un radiomensaje a la isla de Cuba, le dedicó este elogio: "San Antonio María Claret... consagró su obra principal al Corazón Inmaculado de María". Con razón se le ha llamado "el precursor de Fátima", porque su profunda devoción al Rosario, rezado, vivido y propagado desde su infancia, le valió el descubrimiento del Corazón Inmaculado de María. Así lo reconocía el Decreto de aprobación de los milagros para su canonización, al declarar que fue "precursor insigne y hábil e infatigable divulgador" de la devoción al Corazón de María. Y el 18 de julio del Año Mariano de 1954, como en una "segunda canonización de su santidad cordimariana", fue colocada su estatua, con todos los honores, al lado del Evangelio del altar mayor de la basílica de Fátima.

Si la vida es sólo para el amor, san Antonio María Claret nos indica cómo hay que pedirlo y el camino seguro para alcanzarlo.


Fuente: Ave María, Revista Mariana del Pueblo de Dios