Domingo el Cartujo, padre del Rosario

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En el siglo XV, en Prusia (Alemania), el prior de la Cartuja de Treves aconseja a un novicio recitar 50 Ave Marias meditando la vida de Jesús. El joven Domingo redacta entonces 150 meditaciones cortas (o cláusulas), el mismo número de los salmos, no sólamente en latín sino también en alemán. Al prior le agradó esta proposición y la envió a varios monasterios de su orden.
Poco a poco, para facilitar la memorización, se pasó al uso de reagrupar las Ave Marías en decenas, introduciendo cada una por un Padrenuestro y terminándola por un Gloria. Se redujo así considerablemente el número de cláusulas que pasaron de 150 a 15.
El Rosario nació así. Se le llama también Salterio de María.
Después, el uso lo dividió en tres partes de cinco decenas cada una.
Su difusión se debe al hermano Alain de la Roche, nacido en Bretaña en 1428, entró en la Orden de Predicadores (dominicos). Predicó en Flandes y después en Lille donde, en contacto con los monasterios cartujos, descubrió las cláusulas de Domingo de Prusia que le entusiasmaron. Se convirtió en el gran apóstol del Rosario. Predica la creación de las Cofradías del Rosario cuyo éxito es inmenso, hasta en Italia y en el resto de Europa occidental.
Curiosamente, Alain de la Roche atribuye el origen del Rosario a santo Domingo, el fundador de su orden, muerto en 1221. Sin ningún fundamento histórico, esta leyenda será repetida hasta una época reciente.
Àl final del siglo XV, aparece la fórmula «Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores».

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chapellenotredamedelamedaillemiraculeuse.com