Fray Pedro Vázquez Tinoco

 

Carlos José Romero Mensaque

 

 

FRAY PEDRO VÁZQUEZ TINOCO Y EL ROSARIO DE LA VIRGEN DE LA SALUD DE SAN ISIDORO

Tras las predicaciones del carismático dominico Pedro de Santa María de Ulloa a fines del siglo XVII, fueron muchos los padres de la Orden que dedicaron su actividad misional al fomento del Santo Rosario y su uso público por las calles, pero en lo que respecta a Sevilla es preciso destacar a Fray Pedro Vázquez Tinoco, del Colegio de Santo Tomás, que a partir de 1735, generó una campaña impresionante de revitalización de los Rosarios públicos, ampliando el uso a las mujeres y niños, sobre todo las primeras, con Rosarios exclusivos para ellas, lo que provocó no pocos recelos entre el clero y los cofrades, vencidos por su tenacidad y un progresivo apoyo popular de las mujeres, gracias a quienes, como gran intuición había previsto Fray Pedro, el Rosario experimentó un nuevo y eficaz renacimiento. Fue un movimiento a escala nacional que alcanzó su cenit en 1740 con la protección especial de la Reina, que aceptó constituirse en la Hermana Mayor de los cortejos. Está por estudiar aún esta gran figura que devolvió a la Orden la primacía en la pastoral de los Rosarios públicos, convirtiéndolo en instrumento pastoral de primer orden, reactivando las hermandades y, sobre todo, su vinculación con las cofradías dominicas.

Tenía este dominico especial devoción a la imagen de Nuestra Señora de la Salud, de San Isidoro, titular de una hermandad y congregación rosariana que, a su muerte, ocurrida en 1749, organizó solemnes honras en su memoria. El Rosario fue instituto fundamental de esta corporación durante todo el siglo XVIII junto a la devoción a su imagen titular y en ello hubo de influir no poco la labor misional de Fray Pedro, especialmente en lo que respecta a la creación de un cortejo propio de mujeres, dependiente de la Hermandad, que salía a la calle todas las tardes de domingos y festivos, tal y como esta preceptuado por el dominico.

Junto a las hermanas, que contaban con libros propios, los hombres realizaban a diario la salida del Santo Rosario tras el toque de oraciones, es decir, a Prima, haciendo estación por las calles del vecindario, reservando, al menos, los domingos y festivos para el cortejo del Rosario de Madrugada o de la Aurora, aproximadamente a las tres de la mañana, que culminaba con la Misa de Alba. Lamentablemente no ha quedado documentación sobre estos cortejos, salvo la noticia recogida por Matute en sus Anales, correspondiente a las magnas celebraciones efectuadas por la Ciudad en 1761, con motivo del Patronato de la Inmaculada Concepción, entre las que destacó la salida en Rosario de la Aurora de 15 congregaciones dedicadas a este instituto en Sevilla, sin duda las de más devoción popular y prestigio, entre las que figuraba la de la Virgen de la Salud que, como las otras, salió de madrugada a realizar la estación a la Catedral y celebrar en una capilla "ad hoc" la misa de alba.

Del apostolado de este dominico nos quedan algunos escritos y composiciones para los Rosarios públicos que dirigía, concretamente sus Ofrecimientos en verso: Es bastante probable que estas coplas se rezaran y cantaran en el Rosario de la Virgen de la Salud.

ESTRIBILLO

"Pues eres Señora
de Jesús Erario,
a Dios por nos ora
los de tu Rosario"

MISTERIOS GOZOSOS
Al Verbo encarnar
sois de Dios Sagrario,
y hecha Relicario
de la Trinidad.

A Isabel visitaste,
al Verbo encarnar
para santificar
a el Precursor constante.

A el nacer vuestro Hijo
sois Señora, Aurora,
que al mundo acalora
con el Sol Divino.

A tu Hijo presentaste
al gran Dios airado,
y con Él aplacado,
Señora, le dexaste.

A tu Hijo le hallaste
a doctores enseñando,
al Mundo iluminando,
Señora, le entregaste.

MISTERIOS DOLOROSOS

Tu Hijo Jesús
suda en el Huerto sangre,
y con deseo grande
recibe la Cruz.

A una Columna amarrado
ves a tu Hijo azotar
hasta desgarrar
el cutis sagrado.

De espinas coronado
ves a tu Hijo mofar
y de Rey llamar
por un Pueblo malvado.

Lleno de amarguras
hablaste en la calle,
al que en este valle
pariste con ternura.

Ya le ves crucificar
a tu Hijo, gran Señora,
y en alto levantar
en una triste hora.

MISTERIOS GLORIOSOS

Ya le ves Resucitado,
y a Ti de gozos llenar
a tu Hijo mui amado,
que viste crucificar.

A el Cielo le ves subir
a tu Hijo, acompañado
y que al Eterno vivir
lleva lo rescatado.

A el Colegio Sagrado,
tu Oración hace baxar
el Espíritu a inflamar
al hombre restaurado.

Al Cielo, subes, Señora,
como Sol, a lo encumbrado,
alúmbranos ahora
en contra del pecado.

En el Cielo te corona
tu Dios mui amado,
para que a tu Reinado
favorezcas ahora.

Y culmina el rezo con la siguiente "Salve"


Dios te salve, Virgen pura,
Reina del Cielo y la tierra,
Madre de Misericordia,
de Gracia, y Pureza inmensa:
Vida y dulzura, en quien vive
toda la Esperanza nuestra.

A Ti, Reina, suspiramos
gimiendo, y llorando penas
en aquel triste valle
de lagrimas, y miserias:
Ea, pues, dulce Señora,
Madre, y Abogada nuestra
estos tus hermosos Ojos
a nosotros siempre vuelvas,
y después de este destierro,
en el Cielo nos le muestra
a JESÚS, Fruto Bendito
de tu Vientre hermosa Perla:
O Clementísima Aurora,
O, Piadosísima Reina,
O, Dulce Virgen MARÍA,
por nosotros a Dios ruega,
para que seamos dignos
de alcanzar la Gloria eterna.
Amén JESÚS con que acabo
la Salve, de aquesta Reina.

Se observa, a más de la brevedad, una concreta aplicación a las intenciones de cofrades y fieles, que supone novedad frente a las glosas de los predicadores capuchinos, los primeros grandes conformadores de las procesiones públicas del Rosario.