No se ha ido... sólo está ausente

Autora: María Velázquez Dorantes


Pareciera que este pequeño incidente donde los medios de comunicación se han conglomerado, hubiese congelado la historia de Jesús ha fundado. Juan Pablo II no se ido, solo esta ausente, porque en este presente él ya ha servido. 

Así como Jesús cumplió su misión en la Tierra y abandonó a sus discípulos de un momento a otro, también regreso con su Espíritu para decirnos que donde reúnen dos o tres en su nombre, Él esta allí. Pues lo mismo ha hecho Juan Pablo II, el peregrino que por 26 años estuvo supliendo a Pedro el fundador de la Iglesia Católica y recordando que Jesús es nuestro Salvador, que nos Ama pero que el Señor tiene derecho a estar con sus amigos, por eso es que ha llamado a la casa del cielo a nuestro Papa misionero.

El mundo entero está consternado, impresionado por la muerte de un ser que era todo amor, que era un icono mundial y más símbolo era humano, pero que también tenía necesidad directa de Dios y de María, era un hombre que necesita estar con ellos en la Gloria, y sabe que no se ha ido porque Dios le ha permitido seguir viéndonos.

Su agonía fue el Vía Crucis que Cristo le permitió sentir para dialogar con él, y despedirse del mundo que conducía, sin embargo no ha dejado solos, cumplió su ciclo, sufrió pero también vivió, consoló corazones, inundó almas y conquisto a los más recios en nombre de Dios.

Juan Pablo II fue un hombre que imitó a Cristo, proclamando la verdad y el amor de Cristo, fue espejo de la misión de María cuando viajaba, para ver a las naciones y decirles que nos estamos solos, que Jesús siempre está con nosotros , por eso no se ha ido, solo está ausente, esperando que con el tiempo nos reunamos con él.