El legado del Papa

Padre  Claudio Alfonso Peña Romero

 

Cincuenta y nueve años de vida sacerdotal no son pocos, ni mucho menos veintiséis de pontificado. ¿Cuántos cambios suscitó en la historia de la Humanidad la vida de Juan Pablo Magno? quizá es así como pasara a la posteridad. 

No se pueden describir sus hazañas apostólicas en unas pocas líneas. Sus mas de ciento cuarenta viajes, sus escritos en todos los ámbitos de la vida humana, sus catequesis, su interminable lucha por la paz, su amor y consagración a la madre de Dios, y su configuración con Jesucristo sufriente hasta la muerte; no se pueden tomar a la ligera.

No era ningún político, pero intervino en las mas cruciales decisiones políticas del mundo, eran una fuerza espiritual, un huracán de amor, un enamorado de Cristo, el mensajero de la paz, el defensor de los afligidos y los enfermos, el único capaz de derribar no solo el muro de Berlín, sino también las fronteras del odio entre los pueblos con la fuerza del evangelio.

No hubo situación de interés humano que no fuera por él asumida: son apenas algunos de los múltiples temas que fueron reflexionados profundamente por el pontífice; la mujer, los enfermos, los niños, los jóvenes, la familia, los derechos humanos, la bioética, la ciencia y la fe, el dialogo interreligioso, la paz, los medios de comunicación social y la vida sacerdotal. 

El mismo pontífice cuando celebro sus cincuenta años de vida sacerdotal, decía que había tenido la necesidad de afrontar nuevos estilos de vida y nuevos desafíos que traían consigo nuevos problemas a la humanidad, y por eso se preguntaba que significaba ser sacerdote en aquel escenario de continuo movimiento mientras se acercaba al tercer milenio de la evangelización.

Pero se respondía que ser sacerdote significa, caminar con el tiempo en que vivimos, pero también estar atentos de manera crítica y vigilante para madurar en la historia. Y decía " el hoy humano de cada sacerdote esta insertado en el hoy de Cristo redentor" 

El mundo ha perdido el líder espiritual por excelencia, el que fue capas de aglomerar en Asís a los líderes espirituales de la tierra para orar por la paz, el que enmendó muchos errores del pasado, incluso pidiendo perdón en nombre de la Iglesia pero el cielo ganó al recibir en sus entrañas al administrador fiel y solícito a quien el padre celestial encomendó durante veintiséis años escribir las nuevas páginas de la historia, no solo de la Iglesia sino de la humanidad.


Fuente: elcatolicismo.com