Africa llora la muerte de Juan Pablo II

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Todo el continente africano, sin distinción entre regiones, religiones o etnias, llora la muerte del Papa Juan Pablo II. El difunto pontífice es ensalzado tanto por líderes políticos y religiosos como por ciudadanos de a pie. Abogado de la paz, campeón de los derechos humanos y líder que contribuyó al diálogo y la reconciliación entre las religiones son algunas de las facetas que más se destacan de su personalidad. Las manifestaciones de luto y respeto por el fallecido Karol Wojtyla se han sucedido a lo largo y ancho de toda África. Las celebraciones religiosas en su honor han tenido lugar en las catedrales de las grandes capitales y en las pequeñas capillas rurales. En ellas han participado no sólo católicos, sino practicantes de otras confesiones cristianas, musulmanes y practicantes de religiones tradicionales. Nada de lo africano le era ajeno al Papa -desde la triste situación de los refugiados saharauis en los campos de Tinduf a la prisión de los líderes opositores a las dictaduras africanos; desde el apartheid al olvidado conflicto del norte de Uganda. Tal vez por ello, nadie se ha mostrado ajeno al fallecimiento de Juan Pablo II en África.

Buena parte de los líderes políticos africanos han manifestado su dolor por la muerte del hasta ahora último sucesor de San Pedro. En Addis Abeba, sede de la Unión Africana, el presidente de su Comisión, el maliano Alpha Omar Konaré aseguró que, "sin ser africano, Juan Pablo II ha sido uno de los más fervientes abogados de África". Este interés por África ha sido destacado por muchos otros mandatarios. Así, el presidente argelino Abdelazid Buteflika, manifestó que "África entera le está agradecida por haber hechos suyas las preocupaciones de sus pueblos martirizados por los innumerables desastres, la pobreza y las enfermedades, en un momento en el que este continente padece la negligencia y el olvido de los demás".

El también musulmán presidente de Malí, Amadou Toumani Touré dijo sentir "una profunda tristeza" por la muerte de Juan Pablo II, quien, aseguró, "se distinguió por su lucha en favor del desarrollo de África". Según ATT -sigla con la que es conocido popularmente el líder maliano-, "el mundo ha perdido una concienza moral que ha sabido recordarles a todos sus propios deberes. Durante todo su pontificado, el Papa siempre ha defendido con fuerza los valores esenciales de la sociedad".

Paralelamente, en Brazzaville, el presidente de la República de Congo, Denis Sassou Nguesso, afirmó que Juan Pablo II era "uno de los abogados más determinados" del continente africano. Según Nguesso, "el mejor homenaje que podemos rendirle es trabajar por el reino de concordia y paz universales al cual dedicó todos sus esfuerzos".

En París, el secretario general de la Organización Internacional de la Francofonía, el senegalés Abdou Diouf, mostró "mucha emoción" y "profunda tristeza" por la pérdida de quien calificó como un "atleta de Dios". Por su parte, el presidente de Chad, Idris Deby, subrayó "el inestimable papel que el Papa ha jugado en los procesos de paz de África, Oriente Medio y el resto del mundo". Su homólogo gabonés, Omar Bongo, calificó a Juan Pablo II como "un Papa excepcional". Para Paul Biya, presidente camerunés, ha muerto "uno de los grandes papas de nuestro tiempo".

Jean-Pierre Bemba, uno de los vicepresidentes del Gobierno de unidad nacional de la República Democrática de Congo, destacó "el valor" y "la voluntad" del fallecido pontífice. En Lomé, la capital de Togo, el presidente interino, Abbas Bonfoh, llamó a Juan Pablo II "una gran figura de nuestro tiempo". Asimismo, el presidente ruandés Paul Kagame afirmó que "el pueblo ruandés se une al mundo entero para llorar la pérdida de un gran hombre de Dios".

En Senegal, el presidente Abdoulayé Wade, proclamó a Juan Pablo II "abogado de los pobres, de los enfermos, de los niños y de las mujeres", y aseguró que su muerte "es una pérdida para el mundo entero, no sólo para los cristianos". Por su parte, el presidente de Seychelles, James Michel, lamentó la pérdida de "un hombre de fe, un modelo de valor, una fuerza moral, un héroe".

Laurent Gbagbo, presidente de Costa de Marfil, saludó la memoria de "un peregrino infatigable de la libertad que ha sostenido hasta el último aliento el combate por la liberación del hombre". Para Gbagbo, los 26 años de papado de Juan Pablo II constituyen "un pontificado excepcional... que ha contribuido a cambiar de forma decisiva la faz de nuestro mundo".

Muy elogiosas fueron también las palabras del presidente nigeriano, Olusegun Obasanjo, para el difunto Sumo Pontífice, al que se refirió como "personificación de la virtud del amor". Obasanjo le agradeció, en el plano personal, que el Papa se manifestase en contra de su encarcelamiento durante el régimen dictatorial de Sani Abacha.

En el campo musulmán, el rey de Marruecos, Mohamed VI, se mostró "afligido" por la muerte de "una eminente personalidad de inmensa repercusión internacional". Según el monarca alauita, que ostenta también el cargo religioso de comendador de los creyentes, "el ilustre difunto consagró toda su vida al servicio de los ideales más nobles y las virtudes sublimes que las religiones celestes comparten: la fe, la libertad, la paz, el amor, la concordia entre todos los hombres, sin discriminación ninguna".

Por su parte, el presidente tunecino Zine el Abidine Ben Alí destacó del fallecido Papa "sus nobles cualidades humanas y los esfuerzos notables que ha desplegado durante su pontificado, para que prevalezcan los valores de la tolerancia y la solidaridad y para la consagración del diálogo y la comprensión entre las religiones y las civilizaciones". Los gestos del Papa en favor del diálogo interreligioso también fueron resaltados por el jefe de la Iglesia ortodoxa etíope, el patriarca Abuna Paulos, que subrayó su trabajo de "reconciliador con las otras religiones".

Volviendo a los mandatarios, el presidente keniano, Mwai Kibaki, aseguró que se ha ido "un hombre que ha cambiado el mundo a mejor", asegurando que Juan Pablo II pasará a la historia. Mientras, el primer ministro de Cabo Verde, José María Neves, se mostró "consternado" por la muerte de una personalidad "que ha marcado la historia universal".
El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, también dedicó unos minutos a glosar la figura del difunto Papa, al que describió como "un hombre muy virtuoso".

Mohamed Abdelazid, líder del Frente Polisario, afirmó que con el Papa desaparece "una personalidad de calibre universal" y aseguró que "sus palabras de consuelo para los que sufren y a favor de la paz y de la justicia no serán olvidadas por millones de creyentes y de admiradores".

Desde Suráfrica, fueron numerosas las manifestaciones de dolor y solidaridad por la muerte de Juan Pablo II. El actual presidente, Thabo Mbeki, aseguró que las enseñanzas del Papa seguirán inspirando a las personas de todas las creencias. Mbeki manifestó su agradecimiento al Papa "por su búsqueda de una paz mundial, del desarrollo y de la cooperación entre todos los países del mundo, así como el apoyo al desarrollo y el renacimiento de África".

"Sabemos que millones de personas de todos los credos religiosos y culturas experimentan como nosotros un sentido de pérdida y de luto", aseguró, por su parte, el ex presidente y premio Nobel de la Paz, Nelson Mandela, refiriéndose a la muerte de Juan Pabllo II. "Al mismo tiempo, aseguró, celebramos la vida de uno de los más grandes líderes espirituales de nuestro tiempo, que ha dado un ejemplo moral en una época en la que al progreso tecnológico y científico no siempre les ha correspondido un igual progreso en la atención universal a las personas".

Por su parte, el ex arzobipso anglicano de Ciudad de El Cabo, el también premio Nobel de la paz Desmond Tutu, rindió homenaje a alguien que "ha denunciado la injusticia del sistema económico internacional, que ofrece el beneficio para pocos y condena a otras vidas a la pobreza, la aflicción y la miseria". Monseñor Tutu expresó también el deseo de que el sucesor de Juan Pablo II sea un africano.

Entre los máximos representantes de la Iglesia africana, destacan las declaracioes del cardenal camerunés Christian Tumi. "No podemos imaginar el mundo sin él", declaró el purpurado. "Ha sido un Papa misionero... como Jesús en Palestina. Ha ido de pueblo en pueblo llamando a la conversión". El Cardenal Tumi destacó de la persona del fallecido Sumo Pontífice su "capacidad de escuchar con atención, de interesarse por las visicitudes de todos los países, pidiendo siempre ser informado de ellas".

El también cardenal ghaniano Peter Appiah Turkson aseguró que, creando tantos cardenales africanos, el Papa Juan Pablo II reconoció la importancia de África. Mientras, en Zimbabue, el arzobispo de Bulawayo, Pius Ncube, destacó la figura del Papa como la de un "prominente líder" y destacó su preocupación por África. Desde Etiopía, el arzobispo metropolitano de Addis Abeba, Monseñor Berhaneyesus Souraphiel, aseguró que, "en Etiopía, el Papa Wojtyla estaba considerado un padre de la paz".

Los misioneros se han sentido muy afectados por la desaparición de un Papa misionero e impulsor de la Misión. Desde Brasil, el obispo de Balsas, el comboniano italiano Gianfranco Masserdotti, aseguró sentir una gran saudade ("nostalgia") por su pérdida. Monseñor Masserdotti destacó que el Sumo Pontífice "tuvo el valor de proclamar la paz contra todo y contra todos" y que "con sus viajes ha buscado resaltar los valores del espíritu frente a las conquistas de la modernidad". Según el prelado, Juan Pablo II ha afirmado la dignidad humana y la solidaridad "como valores que pueden definirse como cristianos, pero que implican a toda la humanidad en su conjunto".

El padre Benito Muzzacarin, misionero comboniano en Port Sudan (este de Sudán) ha asegurado que la figura del Papa era respetada por los sudaneses como la de un jefe anciano. Desde México, el misionero comboniano español Hermano Guillermo Casas destacó del Papa que siempre demostró "un gran interés y respeto por la diversidad cultural". Desde Uganda, el misionero comboniano español José Carlos Rodríguez destaca que el Papa fue "uno de los pocos líderes mundiales que denunció con fuerza las violaciones de los derechos humanos perpetradas en el conflicto del norte de Uganda".

En Italia, más cerca del Vaticano, en donde son velados y homenajeados los restos de Juan Pablo II, el superior de los Misioneros de la Consolata, P. Piero Trabucco, destacó que el Papa "no tuvo miedo de salir de Roma y llevar el Evangelio al mundo, y tampoco ha temido hacer elecciones contracorriente, como, por ejemplo, haciéndose paladín del diálogo interreligioso". Otro rasgo destacable del fallecido pontífice era, según el P. Trabuco, que "había comprendido que la Misión no es sólo evangelización y que no puede desinteresarse de la justicia, la paz, los refugiados, la pobreza y otros problemas de las naciones en las cuales trabajan los misioneros".

En la misma línea, el P. Teresino Serra, superior general de los Misioneros Combonianos, afirmó que "el Papa explicó que la Misión no es conquistar, sino presentarse para convivir en paz" y que no quería un Iglesia telecomandada desde Roma, "como lo demuestra la impronta de internacionalidad dada a los dicasterios y a la curia".

Pero la figura del Papa había calado también entre los africanos de a pie. En un espacio abierto en la página web de la BBC se recogen multitud de reacciones de simples ciudadanos que elogian la figura del Pontífice. Todos ellos recuerdan al Papa como un referente moral por encima de las diferencias religiosas y recuerdan especialmente sus visitas a sus respectivos países. Como resumen pueden servir las palabras de Kuria Githiora, una keniana residente en Estados Unidos. "El Papa Juan Pablo II era un verdadero hombre de Dios y África siempre recordará con afecto su constante preocupación, sus oraciones y su apoyo a sus hijos más maltratados. Él se elevó por encima de la raza, el género, la nacionalidad, el estatus socioeconómico, los ideales políticos... Su Evangelio de paz y justicia para toda la humanidad es también el grito de África en favor de la justicia global, la paz, la tolerancia y la honestidad".