El hombre del siglo

Carlos Octavio


Con espíritu joven

Son cinco minutos antes de la cita, la muchedumbre abarrota la Plaza dedicada a San Pedro, la Basílica luce radiante. El día está nublado, los corazones expectantes. He tenido la fortuna de quedar a unos metros donde se posará Su Santidad y de donde saldrán las palabras de ánimo, compromiso y lucha. Las palabras que hemos visto escritas en tantos documentos, que hemos escuchado y sentido a través de los medios de comunicación, las palabras que sobre todo se han transformado en testimonio a veces inaudito, a veces sorprendente, a veces tan aterradoramente comprometedor; en testimonio que frecuentemente, sin darnos cuenta, nos ha arrastrado al optimismo y a la esperanza.
A un lado de mí, una pareja africana sonríe porque han salido ya los primeros acólitos; a mi izquierda unos filipinos se estrechan las manos con fuerza y a mi alrededor, gente de todos los confines de la tierra aguardan la salida del sol. Y el sol sale, pero no en el cielo, que imperturbable mantiene su grisáceo estado de ánimo, sino a través de la Puerta Vaticana. El Sol de la Esperanza, sale encubierto por una figura encorvada, frágil, lenta...
Su Santidad Juan Pablo II se ve físicamente enfermo, pero sobrenaturalmente joven. Apenas unos días antes había reconvenido cariñosamente a un joven que aludió a su vejez. Pienso en lo que pensaría el Papa -“¿no me veis?”, o a la manera de Cristo: “¿Tanto tiempo conmigo y aún no me conoces?”.
Juan Pablo II se apoya en uno de los sacerdotes que le acompañan y todos en la Plaza, endurecen el brazo izquierdo como si el deseo de apoyarlo, le sostuviera realmente. La humanidad esta allí, de frente a la humanidad. Toma el micrófono y comienza la Misa Solemne.
Hace unos días, Su Santidad recibió a un grupo de Congresistas Norteamericanos para aceptar la «Congressional Gold Medal”, un galardón que reconoce el compromiso de Juan Pablo II en defensa de la dignidad del ser humano. El Papa, a propósito, dijo sencillamente que aceptaba el reconocimiento con alegría “por el esfuerzo en su ministerio”, porque haya resonado una palabra en los corazones. En seguida, les dirigió unas palabras. No desaprovechó el breve acto para externarles un mensaje evangelizador y de apoyo... El Papa incansable, sigue.
Y sigue a pesar de los rumores, de lo que se especula acerca de la posibilidad de su muerte o por lo menos de una abdicación al Pontificado. El Papa sigue.
Trascendió a la prensa la declaración de un miembro de su equipo médico, el ortopedista italiano Gianfranco Fineschi, el médico que operó la pierna del Papa en 1994, debido a una fractura. «Yo debería indicarle descanso, pero sería inútil, las operaciones a las que ha sido sometido y la enfermedad de Parkinson lo han hecho sufrir mucho». En los titulares de los diarios de todo el mundo se leía : «El Papa tiene Parkinson», una noticia que no está confirmada pero que revela el interés de muchos: La realización de un Consistorio que derive en un Cónclave para elegir otro Papa. A sus 80 años, Juan Pablo II sigue siendo signo de contradicción porque es Testimonio de Cristo Vivo.
«Precisamente por ser personas de la llamada “tercera edad”, tenéis una contribución específica que dar al desarrollo de una auténtica «Cultura de la Vida»; tenéis, o mejor, tenemos, -porque también yo pertenezco a vuestra edad- que estar testimoniando que cada momento de la existencia es un don de Dios y cada etapa de la vida humana tiene sus riquezas propias que hay que poner a disposición de todos... La Iglesia os necesita. Pero también la sociedad civil necesita de vosotros» (Mensaje de Juan Pablo II a los ancianos en su Jubileo).
Y así como el Papa se incluye en la tercera edad, también queda incluido en el reclamo: «La Iglesia os necesita... La sociedad civil os necesita». No cabe duda de que habrá quienes lo quisieron fuera del Pontificado desde hace mucho tiempo; como también ahora, hay algunos que rondan como aves de rapiña augurando muerte. La realidad es, que a pesar del agobio de la enfermedad, el Papa sonríe, el Papa evangeliza, el Papa trabaja, el Papa ora. El Papa sigue a sus 80 años enseñándonos con la autoridad propia del sucesor de Cristo.

El hombre del siglo

A15 años del pontificado de Juan Pablo II, el periodista italiano Vitorio Messori le hace una entrevista que sería publicada más tarde con el título “Cruzando el umbral de la Esperanza”. La primera pregunta, a propósito de la investidura Papal, nos descubre una vocación pontificia para nosotros, para los hijos de Dios, para los hombres y mujeres de hoy, que en el mundo, a pesar del mundo y con el mundo, pueden insertarse en el misterio de la salvación sin temor... “No tengáis miedo”
“¿No ha dudado nunca, en medio de la certeza, de tal vínculo con Jesucristo y, por tanto con Dios? ¿Nunca se ha planteado preguntas y problemas acerca de la verdad de ese Credo que se recita en la Misa y que proclama una inaudita fe, de la que usted es el garante más autorizado?
“...Debo referirme a la exhortación que resonó al comienzo de mi ministerio en la Sede de Pedro: “¡No tengáis miedo!”... Cristo lo dijo a los apóstoles y a Pedro, en varias ocasiones, y especialmente después de su Resurrección... Se daba cuenta de que tenían miedo porque no estaban seguros de si aquél que veían era el mismo Cristo que ellos habían conocido. Tuvieron miedo cuando fue apresado, y tuvieron aún más miedo cuando, Resucitado, se les apareció... No hay que tener miedo cuando la gente te llama Vicario de Cristo, cuando te dicen Santo Padre o Su Santidad, o emplean otras expresiones semejantes a éstas, que parecen incluso contrarias al Evangelio, porque el mismo Cristo afirmó: A nadie llaméis Padre (...) porque sólo uno es vuestro Padre, el del Cielo. Tampoco os hagáis llamar maestros, porque sólo uno es vuestro maestro: Cristo. (Mateo 25, 9-10). Pero estas expresiones surgieron al comienzo de una larga tradición, entraron en el lenguaje común, y tampoco hay que tenerles miedo... Usted (Messori) justamente, afirma que el Papa es un misterio. Usted afirma, con razón, qué él es signo de contradicción, qué él es una provocación. El anciano Simeón dijo del propio Cristo que sería “Signo de Contradicción” (cfr. Lucas 2, 34)...
Y a propósito de los nombres, añado: el Papa es llamado también Vicario de Cristo. Este título debe ser visto dentro del contexto total del Evangelio. Antes de subir al Cielo, Jesús dijo a los apóstoles: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28, 20). Él, aunque invisible, está pues, personalmente presente en su Iglesia. Y lo está en cada cristiano, en virtud del Bautismo y de los otros Sacramentos. Por eso, ya en tiempo de los santos Padres, era costumbre afirmar: “El cristiano es otro Cristo”, queriendo con eso resaltar la dignidad del bautizado y su vocación, en Cristo a la santidad. Cristo, además, cumple una especial presencia en cada sacerdote, quien, cuando celebra la Eucaristía o administra los Sacramentos, lo hace in persona Christi.
... Así pues, para disipar en alguna medida sus temores, dictados sin embrago por una profunda fe, le aconsejaría la lectura de San Agustín, quien solía repetir: “Para vosotros soy el obispo, con vosotros soy un cristiano” (cfr. por ej. Sermo 340, 1: PL 38, 1483). Si se considera esto adecuadamente, significa mucho más christianus que no episcopus, aunque se trate del Obispo de Roma”.
S.S. Juan Pablo II

De Polonia para el mundo (Biografía)

Nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, sur de Polonia. Su familia estaba conformada por su padre, Karol Wojtyla, un militar del ejército austrohúngaro, su madre, Emilia Kaczorowsky, una joven de origen lituano y un hermano adolescente de nombre Edmund.
Los padres de Karol Wojtyla lo bautizaron a los pocos días de nacer en la Iglesia de Santa María de Wadowice. A los 9 años de edad recibió un duro golpe: el fallecimiento de su madre al dar a luz a una niña que murió antes de nacer. Años más tarde falleció su hermano y en 1941 murió su padre.
De joven, el futuro Pontífice mostró una gran inquietud por el teatro y las artes literarias polacas. Tanto, que aún en el colegio pensaba seriamente en la posibilidad de continuar estudios de filología y lingüística polaca, pero un encuentro con el Cardenal Sapieha durante una visita pastoral, le hizo considerar seriamente la posibilidad de seguir la vocación que tenía impresa -entonces aún sin develarse plenamente- en el corazón: el Sacerdocio.
Al desatarse la Segunda Guerra Mundial, los alemanes cerraron todas la universidades de Polonia. Frente a esta situación Karol Wojtyla con un grupo de jóvenes organizaron una universidad clandestina en donde estudió filosofía, idiomas, y literatura. Poco antes de decidir su ingreso al Seminario, el joven Karol tuvo que trabajar arduamente como obrero en una cantera. Esta experiencia le ayudó a conocer de cerca el cansancio físico, así como la sencillez, sensatez y fervor religioso de los trabajadores y los pobres.
En 1942 ingresó al Departamento Teológico de la Universidad Jaguelloniana. Durante estos años tuvo que vivir oculto junto con otros seminaristas, quienes fueron acogidos por el cardenal en Cracovia.
El 1º de noviembre de 1946, a la edad de 26 años, Karol Wojtyla fue ordenado sacerdote en el Seminario Mayor de Cracovia. Al poco tiempo, obtuvo la licenciatura de Teología en la Universidad Pontificia de Roma Angelicum y más adelante se doctoró en Filosofía. Durante algún tiempo se desempeñó como profesor de Ética en la Universidad Católica de Dublin y en la Universidad Estatal de Cracovia.
El 23 de septiembre de 1958 fue consagrado obispo auxiliar del Administrador Apostólico de Cracovia, Monseñor Baziak, convirtiéndose en el miembro más joven del Episcopado Polaco. Asistió al Concilio Vaticano II, donde participó activamente, especialmente en la comisiones responsables de elaborar la Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium y la Constitución Pastoral Gaudium et Spes. Durante estos años, el entonces Obispo Wojtyla combinaba la actividad teológica con una intensa labor apostólica, especialmente con los jóvenes, con quienes compartía tanto momentos de reflexión y oración como espacios de distracción y aventura al aire libre. El 13 de enero de 1964 fallece Monseñor Baziak por lo que Monseñor Wojtyla ocupa la sede Cracovia como titular. Dos años después, el Papa Pablo VI convierte a Cracovia en Arquidiócesis.
Durante su labor como arzobispo, el futuro Papa se caracterizó por la integración de los laicos en las tareas pastorales, la promoción del apostolado juvenil y vocacional, la construcción de templos a pesar de la fuerte oposición del régimen comunista, la promoción humana y formación religiosa de los obreros y el aliento del pensamiento y las publicaciones católicas.
En mayo de 1967, a los 47 años de edad, el Arzobispo Wojtyla fue creado cardenal por el Papa Pablo VI. En 1974 el nuevo cardenal ordenó a 43 nuevos sacerdotes, en la ordenación sacerdotal más numerosa desde que terminó la II Guerra Mundial.
En 1978 muere el Papa Pablo VI y es elegido nuevo Papa el Cardenal Albino Luciani de 65 años quien tomó el nombre de Juan Pablo I. El “Papa de la Sonrisa”, sin embargo, fallece a los 33 días de su nombramiento. El 15 de octubre de 1978, luego de un nuevo Cónclave, el Cardenal Polaco Karol Wojtyla es elegido como el Sucesor de San Pedro, rompiendo con la tradición de más de 400 años de elegir Papas de origen italiano. El 22 de octubre de 1978 fue investido como Sumo Pontífice asumiendo el nombre de Juan Pablo II.

El mensajero que anuncia la paz

Cardenal Sandoval habla del Papa
“Yo he tenido la dicha de conocer al Papa casi desde que comenzó a gobernar la Iglesia Católica. En su primera visita a México, yo lo recibí en el Seminario como rector. La impresión que me dejó entonces fue la de un hombre extraordinariamente vital, optimista, alegre, con un liderazgo enorme, un gran atractivo personal que no se ha perdido con los años a pesar de que vino la tragedia del atentado en 1981, que le restó muchas fuerzas, pero su ánimo, su fuerza de voluntad probó ser inquebrantable. De Juan Pablo II se podrían decir muchas cosas que ya sabe la gente. De mi contacto personal que ha sido más frecuente desde que me nombró cardenal y que tengo que ir a Roma con frecuencia para alguna comisión, te puedo decir que es una persona sumamente bondadosa. En el trato personal, cercano, es una persona muy sencilla, “campechana”. Fácilmente te pone la mano en el hombro, te dice una palabra de ánimo. Es una persona que trasmite paz y optimismo; esa es la sensación que he tenido estando cerca del Papa. Es una paz de Dios, es la paz del santo, porque es un santo y el optimismo de un hombre que tiene una profunda fe y que sabe que cualquier cosa se puede alcanzar”.

El color de su Pontificado

“Las grandes líneas de su Pontificado fueron la implementación del Concilio Vaticano II -continuó diciendo el purpurado tapatío- ; ponerlo en práctica en los distintos campos de la pastoral, en la evangelización, en la liturgia, en la cuestión social y su preocupación por los grandes, temas que están cuestionados o en peligro como la familia o los jóvenes; y por supuesto su grande obra de introducir a la Iglesia en el Tercer Milenio. Desde que entró a su Pontificado, él ya llevaba la idea de que la Iglesia debía prepararse con mucho tiempo para celebrar el Gran Jubileo 2000, para purificarse, convertirse y entrar en el Tercer Milenio con mucho ánimo y Dios se lo concedió. La celebración del Gran Jubileo fue un hecho extraordinario, que muchos no se imaginaron que resultaría tan participado y tan exitoso. Es uno de los grandes logros del Santo Padre”.

Ahora que le vemos enfermo, cansado; ¿es vigente la frase que enarboló al comienzo de su Pontificado: “¡no tengáis miedo!”?
“Sí, es vigente y ya lo demostró. Cuando lo eligieron Sumo Pontífice salió al balcón de la Basílica de San Pedro y en su saludo a la ciudad de Roma y al mundo su primera frase fue esa: “No tengan miedo, ábranle las puertas a Jesucristo”. Y el Papa ha logrado grandes cosas como el derrumbe de “la Cortina de Hierro”, el cambio del comunismo a países libres, sin violencia. Se lo han reconocido públicamente grandes estadistas y es sabido por todos”.

Una gran simpatía por México

“No es sólo nuestra percepción; realmente que tiene una gran simpatía por México. Esto se debe a que en su juventud leyó sobre México y supo de nuestras dificultades; también creo que se debe a nuestras semejanzas con el pueblo polaco en cuanto al catolicismo, un catolicismo entusiasta, fervoroso; y también se debe a la manera en que lo tratamos los mexicanos en su primera visita. Fue algo inesperado porque no había la experiencia de un Papa que recorriera las calles y saludara a la gente, era algo inédito. La gente sintió un privilegio muy grande que viniera el Vicario de Cristo a esta tierra, y lo aclamaron con mucho entusiasmo. Eso el Papa no lo olvida; es más, se siente un mejor recibimiento cada que viene. Cuando en las audiencias en Roma se oyen cantos, luego, luego dice: ¡Ah, mexicanos! y da saludos especiales, se nota que tiene una especial predilección para nosotros. Que él haya escogido a México como sede para el Congreso Eucarístico Internacional en el 2004 es una muestra de afecto y de cariño”, concluyó el Arzobispo de Guadalajara.

¿Qué dicen del Papa?

Mijail Gorbachov, expresidente de la Unión Soviética:
“Juan Pablo II es un Papa que no ha decepcionado las múltiples esperanzas que los hombres de nuestro tiempo han puesto en él. Cuando estás en su presencia dices para tus adentros: “He aquí un gran hombre, un verdadero líder. Es un hombre de libertad, de fe, que sufre siempre que la Iglesia o el hombre es oprimido. Ocupará, con todo derecho, un puesto de privilegio en la historia de nuestro tiempo. Yo no soy católico, pero siento hacia él un profundísimo respeto y un sincero afecto”.

Lech Walesa, expresidente de Polonia, fundador del sindicato “Solidaridad”:
“Juan Pablo II nos dice que la dignidad de la mujer se mide en relación con el amor. Esto es verdad no sólo en el matrimonio, sino en el conjunto de las relaciones interpersonales que de modo inverso estructuran la convivencia y la cooperación entre las personas”.

Shusaku Endo, controvertido novelista japonés, Premio Nobel de literatura:
“El Papa es una persona incomparable. Yo siempre he admirado su figura, su persona, pero cuando lo conocí personalmente, no pude menos que llorar”.

Hristo Stoichkov, futbolista búlgaro_
“En el momento de acercarnos al Papa, poco a poco sentimos la irradiación personal de su santidad, de su humildad, y de otras sensaciones difíciles de explicar, pero que me hacían ver que era un hombre diferente a los demás de los que yo hasta entonces había conocido”.
Juan Pablo II, un vistazo a sus acciones que nos impactaron
Juan Pablo II, Jo García-Cobb, extracto

...La renovación de la Iglesia (El Concilio Vaticano II)

“Menos de tres meses después de convertirse en Papa, Juan XXIII sintió la imperiosa necesidad de “abrir las ventanas de la Iglesia y permitir la entrada de aire fresco”. Sin vacilaciones convocó al Concilio Vaticano II, que renovaría profundamente la vida de la Iglesia Católica. Uno de los participantes fue el Obispo de Cracovia, Karol Jozef Wojtyla. Numerosos intelectuales afirman que Wojtyla (Ahora llamado Juan Pablo II) fue uno de los principales artífices de Lumen gentium y en consecuencia, de trazar un nuevo camino para la Iglesia. Como Sumo Pontífice, Wojtyla se consideraría el aplicador de los principios del Concilio Vaticano II, que establece una diferencia clara entre la Iglesia del pasado y la del presente. “El mundo, cansado de la ideología se abre a la verdad. Ha llegado el momento en que el esplendor de esta verdad ha empezado a iluminar de nuevo la oscuridad de la existencia humana”. (Cruzando el umbral de la esperanza, Veritatis splendor)”.

...El Papa Peregrino

“La historia había dado un giro, Wojtyla era el primer Papa no italiano en 256 años, el más joven desde Pío IX (1864), el primero de un país del otro lado de la Cortina de Hierro con gobierno marxista y ateo. Los primeros días del mandato de Juan Pablo II constituyeron un anticipo de lo que vendría: el desafío al rígido protocolo, una particular manera de hacer y su pasión por dialogar con aquéllos que profesaban otra fe. México es distinguido como uno de sus primeros destinos y una de las naciones más visitadas. Los constantes viajes, el conocimiento de 11 idiomas y el acercamiento a los problemas particulares de cada nación lo convierten en el Papa peregrino, el Papa de todos”.

...La Salvación de la Virgen

“La tarde del 13 de mayo de 1981, mientras el “papamóvil” avanzaba lentamente por la Plaza de San Pedro, Mehmet Alí Agca, un experto asesino, disparó dos tiros al Papa desde seis metros de distancia. En el preciso momento en que Agca efectuó los disparos, el Papa se echó hacia delante para abrazar a una niña que llevaba un retrato de la Virgen de Fátima. De no haberse agachado, el Papa habría recibido el impacto de los proyectiles en la cabeza. Agca volvió a disparar y alcanzó al Papa en el abdomen. El atentado ocurrió en uno de los días en que se citan las apariciones de la Virgen de Fátima y casi a la misma hora en que fue elegido Papa. En 1983 el Papa perdona a Agca visitándolo en su celda. Los motivos del asesinato según el Director de la CIA, Robert Gates son el último gran secreto de nuestra época. Las líneas: una conspiración islámica, la masonería y la KGB. El Vaticano, por su parte, ha expresado que el Papa no está interesado en revelar quién estuvo detrás del complot, sino en quién le salvó la vida y por qué.

Soy totalmente tuyo María...

“Para Juan Pablo II, la devoción mariana “no es sólo una forma de piedad... también es una actitud: una actitud hacia la mujer como tal”. Al describir esta actitud el Papa se refiere al entorno en el que creció. “En aquella época, las mujeres gozaban de un gran respeto y consideración, sobre todo las que eran madres”. Al ensalzar el importante papel de la mujer a la hora de promover la unión entre Dios y la Humanidad, Juan Pablo II cita el mensaje de cierre del Concilio Vaticano II: Va llegando la hora, de hecho ha llegado ya, de que la vocación de las mujeres sea reconocida plenamente; de que las mujeres adquieran una influencia, una autoridad y un poder en el mundo nunca vistos hasta el momento”.

...Que todos sean uno

“Juan Pablo II es el primer Papa que ha pisado una Sinagoga, el primero que ha entrado a la Catedral de Canterbury y el primero que ha orado en una iglesia luterana. En Cruzando el Umbral de la Esperanza escribió: “Esta unidad es inestimable. En cierto sentido, el futuro del mundo está en juego”. En 1986 el Papa convocó en Asís una conferencia para que los líderes religiosos del mundo se juntaran para orar y ayunar por la paz del mundo. Se logró conjuntar líderes que representaban a 75 religiones, incluidos: budistas, hinduístas, cristianos, musulmanes, sijs, zoroástricos, y miembros de las religiones tradicionales africanas y de las nativas americanas”.

...El fin de la Guerra Fría

“En 1979, Juan Pablo II visita Polonia. Bajo los ojos atentos de las autoridades comunistas, la visita atrajo a millones de personas, y consolidó una esperanza y una sensación de poder entre los fieles de una envergadura sin precedentes. En 1980, poco después de la visita, nació el movimiento Solidaridad con la huelga de los astilleros de Gdansk. El crecimiento de Solidaridad animó a movimientos anticomunistas por toda Europa Central y del Este. Los “ejércitos” del Papa -unos 50 millones de católicos en Europa del Este- empezaron a organizarse para llevar a cabo protestas pacíficas. El líder de Solidaridad, Lech Walesa, afirmó: “Sin el trabajo y la oración del Papa... Solidaridad no existiría”.
El modelo de resistencia no violenta iniciado con Solidaridad -La creación de una extensa red de trabajadores e intelectuales, combinada con el peso de la autoridad moral- sorprendió al mundo cuando redujo a las fuerzas soviéticas sin usar las armas. Los regímenes comunistas de Europa Central y del este cayeron sin derramamiento de sangre, igual que una hilera de fichas de dominó. El Papa, por su parte, respondió a la autoría que se le atribuye: “Yo no fui la causa de que aquello sucediera. El árbol ya estaba podrido. Me limité a darle una buena sacudida y las manzanas podridas cayeron”.

Mea Culpa, el Papa a nombre de la Iglesia pide perdón

“La inquisición, la represión del protestantismo, los excesos de las Cruzadas, los crímenes de las guerras cristianas, etc. La historia de la Iglesia está sembrada de hechos terribles y, aunque pueda ser desagradable, Juan Pablo II quiere que todo salga a la luz, sea objeto de reflexión y no vuelva a repetirse. “Los pecados del pasado siguen pesándonos”, dijo el Papa en 1994, cuando expresó su intención de celebrar el Gran Jubileo del 2000. En contra de los consejos de los cardenales que se oponían a la enorme complejidad de indagar en dos mil años de historia y celebrar un acto público de contrición, Juan Pablo II nombró una comisión de estudiosos para que catalogaran los crímenes de la Iglesia y ayudaran a sentar unas bases objetivas para un autoexamen genuino. Más tarde, ante los ojos del mundo, Su Santidad pide perdón a nombre de la Iglesia y la deja lista para entrar al Tercer Milenio”.

...El Gran Jubileo de los 2000 años de la Encarnación de Jesucristo

“Se cierra la Puerta Santa pero el año de Gracia continúa”, así lo dijo Juan Pablo II previo a la clausura del día 6 de enero. El año 2000, será recordado como el año en que millones de fieles de todo el mundo viajaron a Roma para cruzar la Puerta Santa y con ello cruzar el umbral del Tercer Milenio con una Iglesia renovada. Será el 2000, el año en el que las diócesis de todo el mundo abrieron sus puertas al arrepentimiento, al perdón y a la conversión. Será el 2000, el año que recordaremos como el año en que Juan Pablo II luchando contra sus enfermedades, su cansancio y los estragos de la edad, revitalizó a la Iglesia y la presentó joven y animosa a los retos que plantearán los nuevos tiempos. Será el 2000 recordado como el año jubiloso, el año en que la Iglesia festejó su salvación y festejó la presencia de Cristo a lo largo de su historia.

Fuente: Semanario, Arquidiócesis de Guadalajara. México