Juan Pablo II, unido a la Pascua de Cristo

Diócesis de Cyuidad Rodrigo, España


“Los veintiséis largos años de su pontificado han sido un extraordinario regalo de Dios a la Iglesia y a la humanidad. Los sacerdotes, religiosas y cristianos laicos de la diócesis de Ciudad Rodrigo, en plena comunión con su Obispo, nos unimos a la oración de tantos cristianos y damos gracias a Dios por la vida, por el magisterio y por el testimonio creyente del Santo Padre.”
(D. Atilano, de su mensaje a D. Eduardo Martínez Somalo, Cardenal Camarlengo)

Karol Józef Wojtyla, Juan Pablo II, ha pasado ya de este mundo al Padre, ha vivido su propia Pascua cuando los cristianos vivimos y celebramos el triunfo del Cordero sobre la muerte, la victoria de Cristo “dada a luz en el dolor”.

No ha pasado inadvertida la fecha de su muerte, además de en Pascua, un sábado, día de la Virgen a la que Él consagró su ministerio (Totus Tuus), y en la celebración litúrgica del Domingo de la Divina Misericordia, fiesta instituida por él mismo.

Muere un hombre apasionado, trabajador incansable, luchador de la libertad y la justicia, defensor de los pobres y oprimidos, amigo entrañable de los jóvenes. Su pontificado no ha dejado a nadie indiferente, aplaudido por muchos, criticado también por algunos, Juan Pablo II, está ya en los anales de la historia. Queda su mensaje: “No tengáis miedo. Abrid de par en par las puertas a Cristo”