Pasó haciendo el bien 

María Rosa de la Cierva y de Hoces 

 

Cuando vemos acercarse el paso del Papa Juan Pablo II al Padre cantan en el corazón aquellas palabras de Pedro en casa de Cornelio que se recogen en el versículo 38 del art. 10 de los Hechos de los Apóstoles : “pasó haciendo el bien”.


Pedro lo decía de Jesús; hoy podemos decirlo de su Vicario en la tierra, nuestro querido Papa Juan Pablo II. El Santo Padre, inigualable “evangelizador evangelizado” ha sido para toda la Iglesia, para todo el mundo, ese “gran profeta que ha surgido entre nosotros” y que a través suyo, “Dios ha visitado a su pueblo” (cfr. Lc. 7,16)

La vida del Papa, S.S. Juan Pablo II ha sido, en sí misma un mensaje vivo y significativo para todas las personas del mundo entero. Creyentes y no creyentes, convencidos y dubitantes, pequeños y mayores, jóvenes y niños, todos, hemos vivido una presencia fuerte y dinámica, llena de luz y fortaleza, de convicción y comprensión, de amor y de misericordia, de acogida y de orientación, de cercanía y exigencia, de verdad, autenticidad y compromiso.

Su capacidad de convocatoria era impresionante. Los JÓVENES acudían, Jornada tras Jornada de juventud, donde fuera y cuando fuera. La verdad es que estas Jornadas las inventó este gran Papa que es Juan Pablo II. Los jóvenes, “centinelas del mañana” acudían a su convocatoria porque ellos necesitan esta voz y esta llamada fuerte, exigente y cercana que los ayude en su difícil caminar para seguir cantando la presencia del Señor Jesús en el Mundo de hoy y del mañana. Con razón podemos recordarle como “el Papa de los jóvenes”

Hoy vivimos en España un momento difícil en el ámbito educativo, recordar unas palabras suyas, en su primer viaje a España, puede darnos luz y esperanza:
“No pocos de vosotros estáis dedicados a la formación teológica de los fieles, a la dirección de centros educativos o de asistencia, y dirigís publicaciones de información y formación. A través de todos estos medios, procurad educar integralmente, inculcar un profundo respeto y amor a la Iglesia, y animar una sincera adhesión a su magisterio. No seáis portadores de dudas o de ideologías, sino de certezas de fe”. ( J.P.II en España p. 9.10.38-39.61.110-11.164.173)

En una reacción de alcance, en este Abril 2005, se armonizan muchos sentimientos de los que recojo sólo estos: 
• de pena y de esperanza: se nos va el Padre de todos y esto nos duele, pero Él se va a recibir el gozo eterno que jamás le será quitado y reafirma nuestra fe y nuestra esperanza. Juan Pablo II, como el Señor Jesús, muere amándonos hasta el fin.
• de gratitud inmensa y emoción sin límites por su vida y compromiso con la Iglesia y con el mundo entero. Recordar su vida, sus mensajes incansables, sus viajes imparables, su dedicación a todos y a todo, su ternura y su fortaleza, sus llamadas persistentes a todos los hombres y mujeres del mundo para acercarse al Señor, para abrirse a su Evangelio, para fortalecer su fe, para hacer la vida coherente –como la suya- al servicio de su fe.

Es un día de ORACIÓN, de GRATITUD, de DOLOR y de ESPERANZA

Fuente: agea.org.es