Querido Juan Pablo II

Jóvenes de la Diócesis de Málaga,España

 

Querido Juan Pablo II: 

Tú sabes que para nosotros eres alguien de la familia. Te hemos sentido como padre, como hermano mayor, como amigo... Y con nuestra jerga juvenil podemos decirte: “¡has sido un colega fiel y legal!”. 

Nos has visitado varias veces: El Santiago Bernabeu, el Monte del Gozo, Cuatro Vientos, son páginas de nuestra memoria, que siempre contaremos a nuestros hijos... 

En nuestro primer encuentro, vivido en Madrid, en el marco de un estadio de futbol nos lanzaste un desafío: “¡Vosotros, jóvenes, sois la esperanza de la Iglesia y de la sociedad! Sigo creyendo en vosotros, jóvenes”. Y nos ofreciste la página más bella de los Evangelios, las Bienaventuranzas, como el mejor programa de vida. Nos has puesto, como buen pedagogo, un listón alto, para invitarnos a no ser mediocres... 

¡Gracias por exigirnos! Como un buen padre, quieres los mejores hijos. 

Pero tú, también, nos has alentado en nuestras infidelidades y dudas, como lo hizo Jesús con los discípulos de Emaús, acompañándonos y llevándonos de la mano. Recordamos aún tus bellas palabras: “¡No tengáis miedo. Abrid el corazón a Cristo!” 

Tú nos has enseñado a amar la vida y respetarla. 

A valorar la familia como el mejor regalo. 

A descubrir que el mundo y toda la naturaleza es una hermosa sinfonía de la creación de Dios, que tenemos que acompañar con nuestro respeto y cuidado. 

Tú has gritado con pasión juvenil la palabra más dulce y el fruto más luminoso d e la Pascua: ¡Paz! 

Nos has enseñado a ser samaritanos de los más pobres y desvalidos. 

Tú nos has acercado el rostro de Cristo: nos has hablado de Él como del mejor amigo, y nos has confiado a su Madre, para que la llevemos a vivir con nosotros. Ella, es el mejor camino para llegar a Jesús. María, a la que tu entregaste tu vida, haciéndola lema de tu pontificado, “Totus Tuus”, te habrá abierto sonriente las puertas del cielo, y habrá gozado contemplando el encuentro de su Hijo Unigénito con el hijo adoptivo que le represento en medio del mundo. 

Cómo nos gustaría que nos hablarás, también ahora, de Cristo. Tú que ya gozas, contemplando cara a cara el rostro del que tanto nos hablaste: el rostro del Hijo de Dios, rostro de hombre, rostro sufriente, rostro amable, rostro Resucitado... 

Santo Padre, tú nos pediste que fuéramos “Centinelas de la aurora del nuevo milenio”, para vigilar que no muera la utopía del Reino de Dios, el Reino de la paz y de la justicia, de la verdad y del amor... Tú nos llamaste a la tarea de construir la “civilización del amor...” 

Gracias por confiar en nosotros. Esperamos no defraudarte... 

Los que disfrutamos contigo en Roma, en París, en Santiago, en Toronto... los que cantamos contigo y bailamos... Queremos manifestarte nuestro agradecimiento, con espíritu joven: Los jóvenes de todo el mundo, los jóvenes de Europa, los jóvenes de España, los jóvenes de Málaga, te volvemos a gritar: ¡Se siente, se siente... el Papa está presente! 

Y pedimos para el Papa un gran aplauso...