San José, justo y milagroso, ha oído nuestra oraciones

Pedro Sergio Donoso Brant

 

Tengo el propósito de entregar con este artículo, que escribo el último día del año 2005, mi testimonio de que San José, no solo es Justo a los ojos del Padre, además, es bueno, compasivo y nos presta mucha ayuda. Orar al Señor y apoyar la oración en san José, pidiendo su intercesión y mediación, es de gran efectividad. Del mismo modo como san José escuchaba directamente a Jesús y a su Esposa la Virgen María, ellos le oyeron, Jesús con amor de hijo y la Virgen María como fiel y leal esposa, esto debe haber sucedido día, incontables veces. Hoy, con devoción y fe, refrendo y testifico, que san José nos oye e intercede eficientemente, testimonio que relato más adelante.

LAS DISTINTAS DEVOCIONES A SAN JOSE

No cabe ninguna duda, que Dios le encomendó a san José una gran responsabilidad, él tuvo el privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia, de este modo es el santo que más cerca estuvo de Jesús y por lo mismo, de la Santísima Virgen María. En esto se fundamenta la devoción a san José, hombre "justo" fue escogido por Dios para ser el esposo de María Santísima y hacer las veces de padre de Jesús en la tierra. San Agustín, San Jerónimo y San Juan Crisóstomo, entre otros, ya nos hablan de San José. San Pedro Crisólogo dice: "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José en hebreo significa "el que va en aumento. "Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad. Algunos santos del siglo XII comenzaron a popularizar la devoción a San José entre ellos se destacaron San Bernardo, Santo Tomás de Aquino, Santa Gertrudis y Santa Brígida de Suecia. Según Benito XIV "La opinión general de los conocedores es que los Padres del Carmelo fueron los primeros en importar del Oriente al Occidente la laudable práctica de ofrecerle pleno culto a San José".

San Bernardino de Siena, 1444, devoto de san José escribe: “... siendo María la dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada?” Y así, José crecía en virtud y en amor para su esposa y su Hijo, a quién cargaba en brazos en los principios, luego enseñó su oficio y con quién convivió durante treinta años.

En el siglo XV, merecen particular mención como devotos de San José los santos Vicente Ferrer (m. 1419), Finalmente, durante el pontificado de Sixto IV (1471 - 84), San José se introdujo en el calendario Romano en el 19 de Marzo. Desde entonces su devoción ha seguido creciendo en popularidad. En 1621 Gregorio XV la elevó a fiesta de obligación. Benedicto XIII introdujo a San José en la letanía de los santos en 1726.

Los franciscanos fueron los primeros en tener la fiesta de los desposorios de La Virgen con San José. Santa Teresa tenía una gran devoción a San José y la afianzó en la reforma carmelita poniéndolo en 1621 como patrono, y en 1689 se les permitió celebrar la fiesta de su Patronato en el tercer domingo de Pascua. 

La devoción a San José se arraigo entre los obreros durante el siglo XIX. El crecimiento de popularidad movió a Pío IX, el mismo un gran devoto, a extender a la Iglesia universal la fiesta del Patronato (1847) y en diciembre del 1870 lo declaró Santo Patriarca, patrón de la Iglesia Católica. San Leo XIII y Pío X fueron también devotos de San José. Este últimos aprobó en 1909 una letanía en honor a San José.

San Alfonso María de Ligorio nos hace reflexionar: "¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?" José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos.

CONVERSANDO CON UN RELIGIOSO COPTO SOBRE SAN JOSE

Me enseño una vez un religioso de copto que no había que olvidar que escribe el evangelio según san Mateo:"José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y huyó a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta:"de Egipto llamé a mi hijo"" (Mt 2, 14-15). 

Son muchas las cosas que nos unen a los cristianos, insignificante puede resultar las que nos separan, como dijo el Santo Padre, Juan Pablo II, en su discurso durante el encuentro ecuménico en la nueva Catedral del Cairo, “Nuestra comunión en el único Señor Jesucristo, en el único Espíritu Santo y en el único bautismo, ya representa una realidad profunda y fundamental. Esta comunión nos permite dar un testimonio común de nuestra fe de múltiples modos, y, en realidad, requiere que cooperemos para llevar la luz de Cristo al mundo, necesitado de salvación”

Hablando con este religioso copto de las mismas cosa que amamos, llegamos a san José, y me hablo de los estudios hechos por su Iglesia respecto al Esposo de la Virgen María, padre adoptivo de Jesús. En efecto me relataba sobre la Historia Copta de Jose el Carpintero, y lo hacía con mucho amor a este santo que vivió una parte importante de su vida junto a Cristo, seguramente su relato provenía de los Evangelios Apócrifos. Es importante destacar y así lo dice para una entrevista para la BBC el padre Samuel Fernández, decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile “Eso es bien importante. El hecho de que sean textos apócrifos no quiere decir que sean ni escondidos ni malévolos ni ninguna cosa negativa. Sencillamente no forman parten del canon bíblico. Forman parte de la literatura cristiana antigua”, mas adelante en otro texto agrega: “De esa misma forma también hay elementos de los Evangelios Apócrifos que pueden ser de gran beneficio para la persona que los lee”

Así fue como este religioso me enseño: “Jesús, amo mucho a su Padre José y al bendecirlo dijo: Quien, en tu nombre, ponga un pan en la mano de un pobre no dejaré que carezca de los bienes de este mundo, mientras viva. Quienes lleven una copa de vino a los labios de un extranjero, o de un huérfano, o de una viuda, en el día de tu conmemoración, yo se lo haré presente, para que tú los lleves al banquete de los mil años. Los que escriban el libro de tu tránsito, según lo he contado hoy con mi boca, por mi salud, ¡oh mi padre José!, que los tendré presentes en este mundo, y, cuando dejen su cuerpo, yo romperé la cédula de sus pecados, para que no sufran ningún tormento, salvo la angustia de la muerte y el río de fuego que purifica toda alma ante mi Padre. Y, cuando un hombre pobre, no pudiendo hacer lo que yo he dicho, engendre un hijo y le llame José, para glorificar tu nombre, ni hambre, ni epidemia entrarán en su mansión, porque tu nombre estará allí.

SANTA TERESA DE AVILA, ESCRIBE SOBRE SAN JOSE

Santa Teresa de Jesús, Tersa de Avila, hace cinco siglos escribió: “Y tomé por abogado y señor al glorioso san José y me encomendé mucho a él. Vi claro que, tanto de esta necesidad como de otras mayores, de perder la fama y el alma, este padre y señor mío me libró mejor de lo que yo lo sabía pedir. No me acuerdo hasta hoy de haberle suplicado nada que no me lo haya concedido (Vida 6,6).

Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, y de los peligros de que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece que les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; pero a este glorioso santo tengo experiencia de que socorre en todas, y quiere el Señor darnos a entender, que así como le estuvo sometido en la tierra, pues como tenía nombre de padre, siendo custodio, le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide.

Y esto lo han comprobado algunas personas, a quienes yo decía que se encomendasen a él, también por experiencia; y aun hay muchas que han comenzado a tenerle devoción, habiendo experimentado esta verdad (Vida 6, 6)

Procuraba yo celebrar su fiesta con toda la solemnidad que podía, más llena de vanidad que de espíritu, queriendo que se hiciese bien y con muchos detalles, aunque con buena intención (Vida 6, 7).

Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido a nadie que le tenga verdadera devoción y le haga particulares servicios, que no lo vea más aprovechado en la virtud; pues ayuda mucho a las almas que a él se encomiendan (Vida 6, 7). (Teresa de Jesús nos Habla Hoy, Jesús Marti Ballester)

LOS DEVOTOS ESTAMOS DE ACUERDO

He escrito a propósito los tres puntos anteriores, a fin de destacar como san José, en distintos hombres ha impactado en su corazón, no puede ser menos, san José en muchas ocasiones debe haber tenido en sus brazos y junto a su corazón al niño Jesús, haciéndole cariño y entregándole su amor. Con certeza habremos de suponer que el lo llevó, como muchos padres lo hacían con sus hijos en aquel tiempo, los sábados a las sinagoga, en esa caminatas deben haber compartido muchos diálogos. San José, nos muestra que hizo muy bien la tarea que le encomendó el Señor. El carpintero de Galilea hizo una vida de un hombre ejemplar y de amor abnegado, y encabezó una familia en la que el Mesías crecía en edad, en sabiduría y en gracia ante Dios y los hombres (lc 2,52). Dijo Santa Teresa del Niño Jesús; "Dios no necesita nuestras obras, sino nuestro amor". Aunque los Evangelios no lo dicen, San José fue un eslabón fundamental en la historia de la salvación de la humanidad. Solo Dios sabe porque, para que y con quien puede contar en la realización del plan divino de salvación, y no deja de hacerlo con hombres sencillos como el humilde carpintero de Nazaret. San José demostró ante Dios fe y amor, así labró su vida, con sus ocupaciones normales y corrientes. Dios no nos preguntará si hicimos grandes obras, sino si hicimos bien y con amor la tarea que debíamos hacer, San José la hizo ofreciendo amparo y sustento a sus dos amores: Jesús y María.

MI FAMILIA Y SAN JOSE

Escribí en el párrafo dedicado a la conversación con el hermano copto, que el me había enseñado que Jesús habría dicho: el que engendre un hijo y le llame José, para glorificar su nombre, ni hambre, ni epidemia entrarán en su mansión, porque tu nombre estará allí. Muchos padres de familia, sin conocer este antecedente, le han puesto José a sus hijos, dentro de mis cinco hijos, una se llama Maria José, y el menor Pedro José Pablo, de algún modo, todos le hemos puesto el nombre de José, pensando en este santo Custodio del Redentor, porque nos da mucha ternura hacerlo, lo hacemos por el y por Jesús y por María y se los encomendamos a ser custodiados también por él.

Mi padre, tuvo de oficio carpintero y crecí entre maderos, virutas y aserrín derivado de su oficio, me alegra pensar que Jesús en su infancia debe haber crecido también jugando en el taller de su padre José. Vivíamos cerca del colegio san José, dirigido por religiosas, y donde estudiaba mi hermana mayor, los bancos de esa escuela fueron hechos por mi padre, también pertenecíamos a la parroquia san Miguel, de los Padre Capuchinos, el altar principal dedicado a la santísima Virgen y muchas otras obras en maderas fueron hechas por las manos de papa en ese templo y en otras casas religiosas. Mi padre, ha amado intensamente a Cristo, que yo sepa, nunca ha dejado de ir a Misa, ahora ya tiene ochenta años, y ha sido muy feliz de haber tenido al igual que su padre y sus hermanos, el oficio del padre de Jesús.

MI PAPA ESTABA ENFERMO, SAN JOSE NOS HA OIDO

Por tercera vez en los últimos 10 años, mi padre ha tenido que padecer un mal muy incomodo, no es fácil imaginárselo, “Hipo”. En una ocasión estuvo casi treinta días, lo internamos en una clínica y fue muy doloroso verlo, porque a cada segundo el manifestaba su mal, sin mitigarse, pues durmiendo o despierto no era posible acabarlo. El Papa Pío XII, que dormía sólo cuatro horas diarias, murió el 9 de octubre de 1958, víctima de un ataque de hipo, tras recibir un tratamiento a base de hormonas de simio, patentado por el médico suizo Paúl Niehans. 

Una semana antes de Navidad, mi papa volvió a enfermar de Hipo, y cada día que avanzaba esta peor. En horas de la vigilia de Navidad, un sacerdote carmelita amigo de la OCD, le dio el sacramento de la Unción de los Enfermos. La Unción de los enfermos es el sacramento que tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad y vejez. Esta unción santa de los enfermos fue instituida por Cristo nuestro Señor como un sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho, insinuado por Marcos (Marcos 6,13), y recomendado a los fieles y promulgado por Santiago, Apóstol del Señor (Santiago 5,14).

"Entonces salieron los discípulos a decirle a la gente que se volviera a Dios. También expulsaron muchos demonios, y curaron a muchos enfermos ungiéndolos con aceite" (Marcos 6,12-13). "Si alguno está enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y en el nombre del Señor lo unjan con aceite. Y cuando oren con fe, el enfermo sanará, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados" (Santiago 5,14-15).

El hermano enfermo no solo tiene el derecho del cuidado físico en su enfermedad, además tiene el derecho del cuidado y atención espiritual. En efecto, un gran gesto de amor, una actitud de caridad, algo importante que podemos hacer por un ser querido, o un hermano enfermo, es ayudarle con nuestras oraciones y cuidados espirituales. “Estuve enfermo y fueron a visitarme (San Mateo 25,36)

Así fue como le encomendé a san José, que ayudara a mi padre a salir adelante, le pedí a muchos amigos que oraran a san Jose pidiendo interceder por papa, para que se haga la voluntad del Padre, con compasión y misericordia. 

Aquí algunos de muchos testimonios: 

Gracias, además, por lo que me compartió de su Papa. Es un gusto conocer ese detalle de una persona tan importante como es su padre. Le ofrezco mi pequeña oración por él y por su familia. Padre Oscar, Centro Josefino de Chile. 

Pedro Sergio: Te acompaño en la oración por tu papá. Que el Señor, si es su voluntad, le de unos años más de vida y salud. Juan Tapia de Chile.

Hermano Pedro Sergio buenos días, sabemos que la salud de un familiar nos preocupa, mas tratándose de nuestros padres déjame decirte algo que no estás solo cuentas con grupo de hermanos que estarán orando por la salud de tu papá…… María del Rosario Fachin, Argentina

Pedro: Te imagino muy ocupado, pero quiero interesarme por la salud de tu padre. Seguimos rezando por él. Fuerte abrazo. El padre Jesus Marti Ballester, desde Teruel, España

Querido don Pedro Sergio: Por supuesto que tenemos desde ya a su papá en nuestras oraciones con mucho cariño. Que el Señor lo asista, le dé fortaleza, ánimo, mucha paz. Carmelitas Descalzas de Puangue. Chile

El Jueves 29 de diciembre por la noche, aceptando la Voluntad del Padre, recibía noticias no muy alentadoras mi padre cumplía ya 12 días con Hipo sin que pudiera interrumpirse y en un estado muy débil, sin poder alimentarse y dormir una noche sin el mal que le afectaba, toda la familia estaba muy acongojada, a los ochenta años de edad es difícil reponerse y tolerar estar padeciendo así. A la mañana siguiente fui a Misa de 7:30 al monasterio de San José de las Hermanas Carmelitas Descalzas de Santiago de Chile. Allí le pedí una vez más con toda confianza a san José interceder por papa, confiado que el me oía, y me retire tranquilo.

A la tarde de ese mismo día, fue el médico a la casa, le encontró débil, pero sin Hipo, mi papa se levantó y se afeitó después de casi dos semanas.

Hoy sábado 31, no lo creerían mas de alguno, una de las tareas que a papa le gusta mucho hacer, es cocinar, entonces el hizo el almuerzo, luego no quiso dormir siesta y se fue a rezar a la iglesia, a dar gracias al Señor. En el minuto que escribo este testimonio el esta allí, rezando, yo estoy en casa escribiendo y dando gracias a Dios, y a san José, el Custodio del Redentor me ha oído.

Por todo esto, “Gracias Señor”