La protección y el ejemplo de San José 

SS. Leon XIII 


Existen razones para que los hombres de toda condición y de todos los países se encomienden y se confíen a la fe y al cuidado del bienaventurado José. 

Los padres de familia ven en él la hermosa personificación de vigilancia y solicitud paternal; los esposos, un perfecto ejemplo de amor, de entendimiento y fidelidad conyugal; las vírgenes un modelo y el guardián de la integridad virginal; que los ricos comprendan con sus enseñanzas cuáles son los bienes que es preciso desear y adquirir por medio de esfuerzos. Los obreros o las personas en condición difíciles, pueden recurrir a él y proponerse imitarlo. 

José, en efecto, de estirpe real, unido por el matrimonio a la más grande y la más santa de las mujeres, visto como el padre del Hijo de Dios, pasa sin embargo su vida trabajando y le exige a su labor de artesano todo lo que es necesario para el mantenimiento de su familia. Es pues cierto que la condición de los humildes no tiene nada de abyecto, y no sólo el trabajo del obrero no es deshonrado, sino que él puede, si la virtud viene a agregarse, ser en gran parte ennoblecido. 

José, contento de lo poco que poseía, soportó las dificultades inherentes a las limitaciones de la fortuna con nobleza de sentimientos, a la manera de su Hijo que, después de haber aceptado la forma de esclavo, El, el Señor de todas las cosas, se somete voluntariamente a la indigencia y a la falta de todo. 

León XIII, 
"Quamquam pluries" 1889

Fuente: mariedenazareth.com