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San José, El Justo
Padre
José María Maruri, SJ
1.- Quiero en primer lugar felicitar a los Josés, Josefinas, María
Josés, Pepes y todos aquellos que tenemos la suerte de llevar el
nombre de José, de San José. Y nos hemos hecho la idea, tal vez,
de un San José fácil, bonachón al que Dios llevó por le calido
camino de un hogar feliz.
Pero la providencia no fue nada feliz con él.
A) Primero le hizo nacer tan pobre que se no se consideraba
posible que uno que pasaba por hijo suyo, Jesús, pudiera tener
formación o educación ninguna. Era uno de esos hombres hábiles
que son capaces de hacer de todo, que los mismo arreglaba un
arado que ponía un tejado, porque no se sabe que fuera soplo
carpintero, como hoy pensamos
B) Estando casado con aquella muchachita, María, él la quería
como esposa, como mujer, y sin duda tenía la ilusión de tener su
descendencia a ver si en ella Dios quería elegir el Mesías. Esta
era la ilusión de todo buen israelita. Y un nuevo cincelazo de
Dios le hace prescindir de esas ilusiones y amores, porque lo
que va a nacer de María proviene de Dios
C) Y lo que realiza Dios a fuerza de golpes de cincel es al fin
una sombra, no un gran apóstol como San Pablo, o como los
apóstoles, luego conocidos en el mundo entero. No, de las manos
de Dios sale una sombra protectora de su Hijo, de la Madre de su
Hijo, del que no vamos a saber nosotros ni de su familia, ni de
su vida y muerte, sino que era considerado padre Jesús.
2.- Ese ser hecho a cincelazos de la divina providencia
a) Fue sin duda la persona no solo más cercana a Jesús y María,
sino la persona en que Jesús y María mas confiaron. Sin duda que
ambos en sus problemas acudieron inmediatamente a José, siempre
dispuesto a buscar solución, que en su mano estuviera
b) No sólo eso sino que nadie ha influido más en la formación
del carácter humano, que su padre José. De él aprendería
honradez a machamartillo, fortaleza en la lucha. Cuántos de los
datos de sus parábolas sobre la venida de la lluvia, sobre las
flores y los pajarillos del campo, habrían nacido de
observaciones de José. La recitación de los salmos la aprendería
de José y María. La confianza en la divina providencia.
4.- En ese oficio de sombra sin protagonismos, de servicio
oculto y callado, San José es y ha asido siempre el ejemplo:
--para padres y madres que han pasado la vida entregada a los
hijos y a la familia.
--para esas hijas que han sacrificado su matrimonio por sacar
adelante a los hermanos, o cuidar a los padres ancianos o esas
tías solteras que hay en cada una de nuestras familias.
--religiosas dedicadas a enfermos y ancianos.
--sacerdotes ocultos en pueblos perdidos, ángeles de la guarda
de tantos cristianos.
--hermanos religiosos en enfermerías, sacristías, siempre al
cuidado de muchas cosas.
5.- Pedir la gracia de saber vivir contentos con nuestras vidas
ocultas, vividas en espíritu de servicio a los demás:
**sin malos humores en las familias.
**sin caras avinagradas en nuestro trabajo, detrás de una
ventanilla, o una mesa de despacho.
**siempre con una sonrisa detrás del mostrador
**una sonrisa y un saludo a flor de labio siempre
**poniendo en paz esos corazones que con tanta frecuencia
tenemos los españoles en constante pie de guerra, armados hasta
los dientes de insultos e invectivas que se disparan en unos
segundos hasta, tan solo, por un frenazo mal dado.
Fuente: betania.es
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