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San Juan, Evangelista
ACIprensa.com
San
Juan tuvo la inmensa dicha de ser el discípulo más amado por Jesús.
Nació en Galilea y fue hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el
mayor. San Juan era pescador, tal como su hermano y su padre, y
según señalan los antiguos relatos, al parecer fue San Juan, que
también fue disicípulo de Juan el Bautista, uno de los dos
primeros discípulos de Jesús junto con Andrés. La primera vez
que Juan conoció a Jesús estaba con su hermano Santiago, y con
sus amigos Simón y Andrés remendando las redes a la orilla del
lago; el Señor pasó cerca y les dijo: "Vengan conmigo y los
haré pescadores de almas". Ante este subliminal llamado, el
apóstol dejó inmediatamente sus redes, a su padre y lo siguió.
Juan evangelista conformó junto con Pedro y Santiago, el pequeño
grupo de preferidos que Jesús llevaba a todas partes y que
presenciaron sus más grandes milagros. Los tres estuvieron
presentes en la Transfiguración, y presenciaron la resurrección
de la hija de Jairo. Los tres presenciaron la agonía de Cristo en
el Huerto de los Olivos; y junto con Pedro se encargó de preparar
la Última Cena.
A Juan y su hermano Santiago les puso Jesús un sobrenombre:
"Hijos del trueno", debido al carácter impetuoso que
ambos tenían. Estos dos hermanos vanidosos y malgeniados se
volvieron humildes, amables y bondadosos cuando recibieron el Espíritu
Santo. Juan, en la Última Cena, tuvo el honor de recostar su
cabeza sobre el corazón de Cristo. Fue el único de los apóstoles
que estuvo presente en el Calvario. Y recibió de Él en sus últimos
momentos el más precioso de los regalos. Cristo le encomendó que
se encargara de cuidar a la Madre Santísima María, como si fuera
su propia madre, diciéndole: "He ahí a tu madre". Y
diciendo a María: "He ahí a tu hijo".
El domingo de la resurrección, fue el primero de los apóstoles
en llegar al sepulcro vacío de Jesús. Después de la resurrección
de Cristo, en la segunda pesca milagrosa, Juan fue el primero en
reconocer a Jesús en la orilla. Luego Pedro le preguntó al Señor
señalando a Juan: "¿Y éste qué?". Jesús le respondió:
"Y si yo quiero que se quede hasta que yo venga, a ti qué?".
Con esto algunos creyeron que el Señor había anunciado que Juan
no moriría. Pero lo que anunció fue que se quedaría vivo por
bastante tiempo, hasta que el reinado de Cristo se hubiera
extendido mucho. Y en efecto vivió hasta el año 100, y fue el único
apóstol al cual no lograron matar los perseguidores. Juan se
encargó de cuidar a María Santísima como el más cariñoso de
los hijos.
Con Ella se fue a evangelizar a Éfeso y la acompañó hasta la
hora de su gloriosa muerte. El emperador Dominiciano quiso matar
al apóstol San Juan y lo hizo echar en una olla de aceite
hirviente, pero él salió de allá más joven y más sano de lo
que había entrado, siendo desterrado de la isla de Patmos, donde
fue escrito el Apocalipsis. Después volvió otra vez a Éfeso
donde escribió el Evangelio.
A San Juan Evangelista se le representa con un águila al lado,
como símbolo de la elevada espiritualidad que transmite con sus
escritos. Ningún otro libro tiene tan elevados pensamientos como
su Evangelio.
Según señala San Jerónimo cuando San Juan era ya muy anciano se
hacía llevar a las reuniones de los cristianos y lo único que
les decía siempre era esto: "hermanos, ámense los unos a
otros". Una vez le preguntaron por qué repetía siempre lo
mismo, y respondió: "es que ese es el mandato de Jesús, y
si lo cumplimos, todo lo demás vendrá por añadidura". San
Epifanio señaló que San Juan murió hacia el año 100 a los 94 años
de edad.
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