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Nuestra Señora de la Encarnación
Luis
Javier Roman Moya
Encarnación
de Díaz, Jal.
Cuenta
la historia de esta región que a mediados del siglo XVIII
habitaba en las mezquiteras un ermitaño que nunca dio a
conocer su nombre, este ermitaño portaba al cuello una pequeña
caja de madera, en su contenido se encontraba una pequeña
imagen de la Virgen María en su advocación de la Concepción.
Después no se supo nada del ermitaño que seguramente era un
misionero franciscano y ocasionalmente un vaquero encontró la
caja donde se encontraba la imagen de la Virgen colgada a un
huizache, este hombre fue con el administrador de una de las
haciendas cercanas al lugar donde descubrió la imagen, don
Cristóbal Villaseñor de la hacienda de San Miguel de los
Albas acudió a lugar, descolgó la cajita con la imagen y se
la llevó a su casa.
Estando la imagen en poder de Don Cristóbal, al no encontrar
al dueño de la misma, acudió al alcalde de la jurisdicción
de Santa María de los Lagos (Lagos de Moreno) y le presentó
la imagen, el alcalde le dijo que se quedara con ella y a sí
fue.
En septiembre de 1753 estando ya construida una capilla en la
hacienda de San Miguel de los Albas, el primer capellán, D.
Isidro Rafael de Espino se hizo cargo de la pequeña imagen
para exponerla al culto público, el capellán de coloco una
peaña, corona, media luna y un vestido nuevo para mayor
presentación.
Esta imagen aún se venera en la capilla de la hacienda y
aunque no es la titular de la Parroquia de Encarnación de Díaz,
tiene la gracia de ser la imagen original de donde se mando
elaborar una peregrina que es la patrona de la ciudad.
La imagen peregrina que en su momento lo fue y que ahora es la
titular de la Parroquia de Encarnación de Díaz, sirvió para
colectar limosna para la imagen original, tiempo después esta
imagen se quedo en el poblado de Encarnación, de ahí el
titulo de la gran Señora.
Es pequeña, oscila entre los 40 y 50 centímetros de altura y
fue elaborada a fines del Siglo XVIII, su rostro es de
facciones delicadas, se encuentra sonriente, su vestido y
manto se encuentran en forma triangular como la mayoría de
estas imágenes marinas, sus manos están juntas por lo que
representa a la Inmaculada Concepción aunque su título sea
el de la Encarnación.
La imagen comenzó a tener devoción en la ciudad hasta que
siendo párroco el Sr. Cura D. Justino Ojona se dirigió al
Arzobispo de Guadalajara en aquel entonces D. Francisco Orozco
y Jiménez, con una petición firmada el 10 de febrero de
1916, solicitando que la imagen de la Virgen de la Encarnación
fuera declarada Patrona de la Parroquia, después por un
decreto el 18 de febrero del mismo año se declaró Titular y
Patrona de la ciudad a Nuestra Señora de la Encarnación,
celebrándose el 25 de marzo, festividad de la Encarnación
del Señor esta declaración de parte del Arzobispo de
Guadalajara.
Posteriormente el Sr. Cura Plutarco Contreras el 6 de junio de
1918 acudió de nueva cuenta a Mons. Francisco Orozco y Jiménez,
pero ahora con la petición de la Coronación Diocesana para
la imagen, alo que el Arzobispado accedió gratamente.
Las fiestas de Coronación comenzaron con un quincenario en
enero de 1922, y la coronación tuvo lugar hasta el día 25 de
enero, El Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez fue el
encargado de llevar a cabo la celebración frente a una
multitud que aclamaba a la madre de Dios.
Para enero de 1972 se celebró con gran solemnidad el 50
aniversario de la Coronación Diocesana, terminando las
celebraciones el 25 de enero, día en que se llevo a cabo el
acto.
Aunque la fiesta de la Encarnación del Señor se celebra el
25 de marzo, a esta venerada imagen la celebran el 2 de
febrero con mañanitas, misas, ejercicios vespertinos,
peregrinaciones, etc.
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