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Reflexiones
Marianas
Libro:
"Amigos de Dios
San
Josemaría Escrivá de Balaguer
Madre de Dios, Madre nuestra
Los
hijos, especialmente cuando son aún pequeños, tienden a preguntarse qué
han de realizar por ellos sus padres, olvidando en cambio las obligaciones
de piedad filial. Somos los hijos, de ordinario, muy interesados, aunque esa
conducta —ya lo hemos hecho notar—, no parece importar mucho a las
madres, porque tienen suficiente amor en sus corazones y quieren con el
mejor cariño: el que se da sin esperar correspondencia.
Así ocurre también con Santa María. Pero hoy, en la fiesta de su
Maternidad divina, hemos de esforzarnos en una observación más detenida.
Han de dolernos, si las encontramos, nuestras faltas de delicadeza con esta
Madre buena. Os pregunto —y me pregunto yo—, ¿cómo la honramos?
Volvemos de nuevo a la experiencia de cada día, al trato con nuestra madres
en la tierra. Por encima de todo, ¿qué desean, de sus hijos, que son carne
de su carne y sangre de su sangre? Su mayor ilusión es tenerlos cerca.
Cuando los hijos crecen y no es posible que continúen a su lado, aguardan
con impaciencia sus noticias, les emociona todo lo que les ocurre: desde una
ligera enfermedad hasta los sucesos más importantes.
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